Barça: 4 fichajes de lujo

Barça: 4 fichajes de lujo

Nunca una semana fue tan productiva. Al soci aún se le atragantaba el final de un curso que empezó mal y acabó peor cuando la directiva blaugrana decidió hacer más fácil la digestión de tanto disgusto. Contra las penas, ilusión.

Así, en una semana, Joan Laporta consiguió el primer propósito: cambiar radicalmente el estado de ánimo de la parroquia culé. En apenas cinco días, del 25 al 30 de junio, las presentaciones se sucedieron.

Un año después llegó la estrella, Thierry Henry.

Después de la multitudinaria presentación, con 30.000 seguidores aplaudiendo sus habilidades, se sucedieron las de Yayá Touré (Touré Yaya desde entonces) y Eric Abidal. Directamente procedente desde Venezuela, después de la Copa América, aterrizó en Barcelona el cuarto refuerzo: Gabriel Milito.

El Barça 2007-08 tomaba cuerpo después de desembolsar 65 millones de euros (71 con incentivos, la inversión más elevada de la era Laporta): más gol y quilates de talento en ataque y las espaldas cubiertas en el eje de la defensa (Milito), la banda (Abidal) y el mediocentro defensivo (Touré).

“Son los fichajes que queríamos”, se felicitaban presidente y secretario técnico tras presentar en tiempo récord los nuevos cromos del Barcelona.

Los cuatro refuerzos coincidieron por primera vez el pasado día 13, aunque no fue hasta ayer cuando el club facilitó a los medios de comunicación la primera foto del cuarteto (la del segundo cuarteto, los ‘fantásticos’, aún no tiene fecha). Tras mucho hablarlo, Rijkaard y Txiki coincidieron en la necesidad de apuntalar al equipo en defensa. El nombre de Abidal se dejó caer intermitentemente por Barcelona a lo largo del curso pasado, pero había una asignatura pendiente que todos los implicados querían resolver: Thierry Henry.

Un año después y saludando en catalán por obra y gracias de Cesc Fàbregas, llegó ‘Titi’. Por primera vez, el Barça no abría sus puertas a un crack en potencia, aún por explotar, sino que daba la bienvenida a una estrella con todas las de la ley. Las gradas del Camp Nou se llenaron para recibir al hombre que el Barça hizo llorar en París, un futbolista que llegó procedente del Arsenal tras haber estado cinco meses sin jugar por culpa de una lesión. Durante la pretemporada Rijkaard le ha dosificado y ante el Bayern ya completó un partido.

En Escocia, Asia y Múnich Henry ha ofrecido destellos de su clase pese a que sigue con el plan de recuperación específico y los preparadores pronostican que su puesta a punto a nivel físico no estará completa hasta el debut en la Champions, el 18 o 19 de septiembre. “Es importante que la gente tenga paciencia. No podrá estar a tope desde el primer día”, avisan sus compañeros. Más acostumbrado a las palizas físicas que al balón en los entrenamientos, al delantero le costó un poco asimilar el plan del trabajo del Barça, pero su adaptación hoy es total.

“Le encanta entrenarse y pregunta mucho”, se felicitan los preparadores. A sus 30 años, Henry deberá descifrar también las claves del juego de su nuevo equipo. Aprender, por ejemplo, que él ya no es la única referencia en ataque, como sucedía en el Arsenal y que cada desmarque no se traducirá en una asistencia. O que, como Eto’o, deberá morder porque parte del secreto del éxito está en la presión.

Cubriendo las espaldas a la nueva estrella y a los fantásticos se suman tres nombres. A la consabida fiabilidad, contundencia y velocidad de Abidal (el refuerzo con la titularidad más a tiro), se suman el Mariscal, la muralla o Gaby Milito (baja en Santander por sanción) y el hombre revelación de la pretemporada con permiso de Giovani y Bojan: Touré Yaya.

Llamado a ocupar un puesto clave en el equipo, el marfileño ha sido titular en los seis amistosos y es el que más minutos de juego suma de entre los nuevos. A su imponente físico, suma calidad técnica y visión. Ha congeniado bien con Iniesta y Xavi y su adaptación marcha por el buen camino aunque debe pulir aspectos, como su ímpetu en algunas entradas.

De momento, ninguno de ellos conoce la derrota como blaugrana: seis victorias de seis, un pleno inédito en la última década