Madrid y Barça dignifican el fútbol
Magnífico partido de Guti, Casillas, Valdés y Messi, que evitó con un hat trick el triunfo del Madrid
Guti se lució en el Camp Nou y guió con maestría a un Madrid que mereció una victoria que se le escapó por sus errores en el remate, por el acierto de Valdés y porque en el Barcelona jugó Messi, que firmó un hat trick y compensó el mediocre partido de Ronaldinho. Partidazo, digno de la historia de los dos clubes y de la expectación que despierta cada clásico. Y quizá porque no se esperaba este nivel de fútbol, el encuentro se disfrutó más. Real Madrid y Barcelona nos ofrecieron un partido intenso, emocionante, no siempre bien interpretado tácticamente, pero de los que dibujan una sonrisa en cada aficionado que acude al estadio o lo sigue por televisión. Y es que como cante El Arrebato, "cuando menos te lo esperas va la vida y te sorprende".
El Real Madrid de Fabio Capello es mucho más imprevisible y desconcertante de lo que se podía pensar. Cuando más hundido estaba, cuando más críticas recibía, cuando más unánime era la petición de despido del entrenador y renovación de la plantilla va el Madrid y nos regala su mejor partido de la temporada en el escenario más insospechado. En el territorio más hostil y contra el rival más complicado, el Madrid pareció un equipo de verdad. Claro que si eres el Madrid no hay mejor escenario para reivindicarse que el Camp Nou.
Capello olvidó su trivote de Múnich o lo que es lo mismo, se olvidó de poner en la alineación a su amado Emerson y se acordó de que si este equipo ha jugado alguna vez al fútbol ha sido cuando Guti estaba en el campo. Con Guti en el campo y con Casillas en su línea insuperable, llegando a los balones posibles y a los impensables, el Madrid se sintió importante y salió con descaro a por el partido. Todo lo contrario que contra el Bayern. Se puede ganar o perder, pero si afrontas los encuentros con la personalidad que lo hizo el Madrid en el Camp Nou nadie podrá discutir tu trabajo. Ordenado como nunca lo estuvo antes, con la personalidad para mandar e imponer el ritmo que más le interesó, entregado a la lucidez de Guti y con la eficacia arriba que apenas mostró en todo el curso.
Un Madrid diferente, irreconocible, que mandó donde hay que hacerlo, en el centro del campo. Guti, Gago y Diarra fueron muy superiores a Márquez, Xavi, Iniesta y Deco. La ayuda de Higuaín y Raúl fue tan importante como oportuna e inteligente. Y delante un irreconocible Barcelona, que naufragó con su defensa de tres y que sólo hizo daño cuando Eto'o, que completó una primera media hora impecable, se juntó con Ronaldinho, el más irreconocible de todos los azulgrana, y Messi. De los tres, sobre todo del argentino, salió lo mejor del Barça, pero sólo le alcanzó para empatar.
El encuentro estaba en esa fase inicial de tanteo, con los dos equipos estudiando al rival, y el Madrid ya había hecho lo necesario para ir ganando. Apenas se habían consumido cuatro minutos, Guti ejecutó de forma magistral un contragolpe, controlando la velocidad de la contra y eligiendo la mejor opción, Higuaín. El argentino centró desde la izquierda y Thuram convirtió un despeje en una asistencia a Van Nistelrooy, que batió a Valdés con precisión. No se descompuso el Barcelona, que igualó con rapidez. Messi marcó después de un maravilloso pase de Eto’o, que rompió la defensa del Madrid y dejó al argentino, que ganó la espalda a Torres, solo ante Casillas. Iker, que ya había aparecido para lucirse ante Eto’o y lo hizo muchas veces más durante el choque, fue superado con habilidad.
Sin tiempo para que el público del Camp Nou respirara de alivio y disfrutara del empate llegó el segundo del Madrid. Un nuevo contragolpe llevó a Guti hasta el área y allí le regaló un amago a Oleguer, que se lo comió y derribó al 14. Penalti claro que transformó Van Nistelrooy en su mejor partido vestido de blanco. Cumplió a la perfección con su oficio de goleador y trabajó muy bien lejos del área.
Expulsión
El choque estaba roto, espectacular, maravilloso y en esa media hora sensacional todavía hubo tiempo para que igualara el Barcelona. Genial jugada de Ronaldinho y Eto’o, que ejecutaron una pared de libro, y espectaculares intervenciones de Casillas, que no pudo evitar que un rechace acabara en los pequeños pies de Messi. Empate y vuelta a empezar. El Barcelona parecía en condiciones de hacer daño, pero se le escapó la primera parte sin volver a superar a Casillas. Aunque lo que se le estaba escapando era el partido. En la última acción del primer tiempo, Oleguer, quizá el peor futbolista de toda la plantilla del Barça, cometió una falta absurda sobre Gago en el centro del campo. Segunda amarilla que descompuso de mala manera a su equipo.
Con uno menos el Barcelona fue un juguete en manos del Madrid. Defendió fatal, no supo tapar al agujero creado en su banda derecha, Márquez fue superado una y otra vez y Puyol y Thuram parecía que era el primer día que jugaban como centrales. Agobio del Madrid, Víctor Valdés convertido en el mejor de su equipo, pero empate en el marcador. Se cansó de desperdiciar ocasiones el Madrid hasta que apareció Guti para sacar una falta y Sergio Ramos para cabecear a gol.
Hizo justicia el tanto, porque el Madrid jugó muy bien, como no lo había hecho antes con Capello, que le ganó la partida a su colega Frank Rijkaard, incapaz de recomponer al equipo después de la expulsión de Oleguer. Tan flojo estuvo el técnico holandés como Ronaldinho, que vive un momento indigno de su grandeza. Pero si Ronaldinho no aparece para eso está Messi, que surgió cuando menos lo esperaba el Camp Nou para firmar su tercer gol y devolver la alegría a un estadio que vivió gran parte de la noche en silencio. Al final, esa ley no escrita en el fútbol que indica que cuando perdonas lo acabas pagando le pasó factura al Madrid.
El Real Madrid de Fabio Capello es mucho más imprevisible y desconcertante de lo que se podía pensar. Cuando más hundido estaba, cuando más críticas recibía, cuando más unánime era la petición de despido del entrenador y renovación de la plantilla va el Madrid y nos regala su mejor partido de la temporada en el escenario más insospechado. En el territorio más hostil y contra el rival más complicado, el Madrid pareció un equipo de verdad. Claro que si eres el Madrid no hay mejor escenario para reivindicarse que el Camp Nou.
Capello olvidó su trivote de Múnich o lo que es lo mismo, se olvidó de poner en la alineación a su amado Emerson y se acordó de que si este equipo ha jugado alguna vez al fútbol ha sido cuando Guti estaba en el campo. Con Guti en el campo y con Casillas en su línea insuperable, llegando a los balones posibles y a los impensables, el Madrid se sintió importante y salió con descaro a por el partido. Todo lo contrario que contra el Bayern. Se puede ganar o perder, pero si afrontas los encuentros con la personalidad que lo hizo el Madrid en el Camp Nou nadie podrá discutir tu trabajo. Ordenado como nunca lo estuvo antes, con la personalidad para mandar e imponer el ritmo que más le interesó, entregado a la lucidez de Guti y con la eficacia arriba que apenas mostró en todo el curso.
Un Madrid diferente, irreconocible, que mandó donde hay que hacerlo, en el centro del campo. Guti, Gago y Diarra fueron muy superiores a Márquez, Xavi, Iniesta y Deco. La ayuda de Higuaín y Raúl fue tan importante como oportuna e inteligente. Y delante un irreconocible Barcelona, que naufragó con su defensa de tres y que sólo hizo daño cuando Eto'o, que completó una primera media hora impecable, se juntó con Ronaldinho, el más irreconocible de todos los azulgrana, y Messi. De los tres, sobre todo del argentino, salió lo mejor del Barça, pero sólo le alcanzó para empatar.
El encuentro estaba en esa fase inicial de tanteo, con los dos equipos estudiando al rival, y el Madrid ya había hecho lo necesario para ir ganando. Apenas se habían consumido cuatro minutos, Guti ejecutó de forma magistral un contragolpe, controlando la velocidad de la contra y eligiendo la mejor opción, Higuaín. El argentino centró desde la izquierda y Thuram convirtió un despeje en una asistencia a Van Nistelrooy, que batió a Valdés con precisión. No se descompuso el Barcelona, que igualó con rapidez. Messi marcó después de un maravilloso pase de Eto’o, que rompió la defensa del Madrid y dejó al argentino, que ganó la espalda a Torres, solo ante Casillas. Iker, que ya había aparecido para lucirse ante Eto’o y lo hizo muchas veces más durante el choque, fue superado con habilidad.
Sin tiempo para que el público del Camp Nou respirara de alivio y disfrutara del empate llegó el segundo del Madrid. Un nuevo contragolpe llevó a Guti hasta el área y allí le regaló un amago a Oleguer, que se lo comió y derribó al 14. Penalti claro que transformó Van Nistelrooy en su mejor partido vestido de blanco. Cumplió a la perfección con su oficio de goleador y trabajó muy bien lejos del área.
Expulsión
El choque estaba roto, espectacular, maravilloso y en esa media hora sensacional todavía hubo tiempo para que igualara el Barcelona. Genial jugada de Ronaldinho y Eto’o, que ejecutaron una pared de libro, y espectaculares intervenciones de Casillas, que no pudo evitar que un rechace acabara en los pequeños pies de Messi. Empate y vuelta a empezar. El Barcelona parecía en condiciones de hacer daño, pero se le escapó la primera parte sin volver a superar a Casillas. Aunque lo que se le estaba escapando era el partido. En la última acción del primer tiempo, Oleguer, quizá el peor futbolista de toda la plantilla del Barça, cometió una falta absurda sobre Gago en el centro del campo. Segunda amarilla que descompuso de mala manera a su equipo.
Con uno menos el Barcelona fue un juguete en manos del Madrid. Defendió fatal, no supo tapar al agujero creado en su banda derecha, Márquez fue superado una y otra vez y Puyol y Thuram parecía que era el primer día que jugaban como centrales. Agobio del Madrid, Víctor Valdés convertido en el mejor de su equipo, pero empate en el marcador. Se cansó de desperdiciar ocasiones el Madrid hasta que apareció Guti para sacar una falta y Sergio Ramos para cabecear a gol.
Hizo justicia el tanto, porque el Madrid jugó muy bien, como no lo había hecho antes con Capello, que le ganó la partida a su colega Frank Rijkaard, incapaz de recomponer al equipo después de la expulsión de Oleguer. Tan flojo estuvo el técnico holandés como Ronaldinho, que vive un momento indigno de su grandeza. Pero si Ronaldinho no aparece para eso está Messi, que surgió cuando menos lo esperaba el Camp Nou para firmar su tercer gol y devolver la alegría a un estadio que vivió gran parte de la noche en silencio. Al final, esa ley no escrita en el fútbol que indica que cuando perdonas lo acabas pagando le pasó factura al Madrid.
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