TOT EL CLAM ÉS UN CLAM: AVUI ÉS UNA FINAL!
TORNAREM A LLUITAR, TORNAREM A VENCER
LA PENYA DE LISBOA AMB EL SEU EQUIP FINS A LA VICTÒRIA FINAL
CATALANS!! ATENES ENS ESPERA.
TOT EL CLAM ÉS UN CLAM: AVUI ÉS UNA FINAL!
Han pasado 202 días desde la final de París, desde la noche en que Wembley dejó de ser una isla solitaria, un recuerdo perdido en la memoria; desde que el Barça de Rijkaard se puso a la altura del dream team; desde que Europa entera se rindió a un equipo encantador.
Quién iba a decir entonces que hoy (20.45 h., Antena 3), solo 202 días después de la gloria, el campeón se jugaría la corona a una sola carta ante el Werder Bremen. Quién podía imaginar que el Barça tendría que apelar a la magia de un Camp Nou a reventar para seguir en la Champions. Solo le vale ganar.
"Es una final", reconoció ayer Ronaldinho, en un mensaje que asume todo el vestuario, concienciado más que nunca de la necesidad de no fallar. Habló la voz más esperada y, como siempre, no ofreció ni el más pequeño signo de inquietud, de duda, de presión. Apareció con un gorro negro, gafas de sol y mascando chicle, repartiendo gestos surferos a diestro y siniestro, tan tranquilo, como si se dispusiera a vivir una fiesta. Disfrutando del momento, contando las horas que quedan para el partido. Listo para divertirse.
GANAS DE DISFRUTAR
Listo para sorprender. "Siempre pienso en disfrutar. Hay que sufrir cuando es necesario, pero tenemos mucha confianza. Vamos a buscar el gol desde el primer minuto", aseguró el brasileño. Su último legado fue la chilena ante el Villarreal.
Reservado por Rijkaard frente al Levante, tiene mono de fútbol. Buena señal. El equipo y el Camp Nou le esperan con los brazos abiertos, con ganas de volver a ponerse a sus pies.
Es una de esas noches especiales que, para bien o para mal, los culés difícilmente olvidan y que, antes de empezar, despierta sentimientos contradictorios. De la esperanza al temor hay un paso. Pero el equipo trasmite confianza. Del primero al último. Incluso Rijkaard, poco dado a mostrar sus sensaciones, pareció ayer desafiante. Ni siquiera con Mourinho sonó tan retador su mensaje: "Con el apoyo de la afición, hay que ir a por ellos".
CABEZA Y PACIENCIA
Con el Chelsea clasificado --la primera plaza la tiene casi asegurada--, Barça y Werder Bremen están condenados a una terrible pelea para seguir adelante y no sufrir la condena de pasar a jugar la UEFA. Pese a bastarles el empate, los alemanes juran y perjuran que no van a especular. Habrá que verlo. Obligado a ganar, el Barça no quiere volverse loco. La consigna de los técnicos es jugar con cabeza y no perder la paciencia.
Rijkaard, que no quiso ni hablar de la posibilidad de quedar eliminados y entrar a juzgar si sería o no un fracaso, se refirió con un punto de ironía a la actitud de los alemanes, que desde hace días no dejan de lanzarse flores y proclamar que son mejores que hace un año. "Es una motivación que digan que han mejorado y que están aquí para ganar. Vamos a ver cómo están de fuertes y la mejor manera es jugar con muchas ganas, y veremos qué pasa", afirmó, reclamando a la gente que esté más cerca que nunca del equipo. No hacía falta que lo pidiera. El Camp Nou está listo para jugar esta final y ampliar la colección de las noches mágicas.
LA FORMULA DE LA VICTORIA
Noventa minutos separan al Barça de su continuidad en la Champions o del fracaso. Noventa minutos en los que cualquier error será fatal. El cuerpo técnico tiene muy clara cuál es la fórmula de la victoria sobre el Werder Bremen.
Evitar córneres y faltas por la mayor altura alemana.
Cuando Cruyff y el dream team viajaban a Bilbao y en la defensa estaban Ferrer y Sergi, la fórmula del técnico para contrarrestar el mejor juego aéreo del rival era evitar faltas y córneres.
La defensa de Rijkaard es más alta que aquella, pero la envergadura del equipo es claramente inferior a la del Werder Bremen. Valdés deberá estar atento en las salidas al menos tanto como los defensas en los marcajes.
Máxima atención en los marcajes a Diego y Klose.
El Barça no puede permitirse ni un despiste cuando ataque el Bremen.
"Es un equipo con mucho gol porque tiene muy buen remate aéreo, disparo lejano y buena llegada de la segunda línea", subraya Eusebio, el ayudante de Rijkaard. Dos hombres requerirán una atención especial: Diego, el imaginativo organizador del ataque alemán, y Klose, el actual pichichi de la Bundesliga.
Giuly deberá desempeñar un papel importante.
Se espera mucho de Ronaldinho, pero el Barça necesitará también a Giuly. Los alemanes, y en particular el lateral camerunés Wome, no están habituados a vigilar a un extremo vertical como el francés.
Giuly debería marear a Wome buscándole la espalda y alargar el campo con su profundidad.
Velocidad en el manejo del balón y seguridad en el pase.
Giuly creará espacios en su banda. Eso es lo que necesita el Barça. Para aprovecharlos, el equipo debe jugar con rapidez. El balón tiene que volar. No por el aire, sino a ras de hierba, de pie en pie azulgrana. "Nuestra manera de llegar a la portería, a veces, es a través de transiciones largas, y sobre todo seguras, pero con velocidad de balón para mover al contrario", reclama Eusebio.
Presionar a la zaga rival para recuperar pronto la pelota
"No es una defensa rápida, y con espacios les podemos hacer daño", insiste Eusebio. Los técnicos quieren que los jugadores presionen arriba a la zaga germana, dadas las enormes dificultades que tiene para sacar el balón desde atrás, y forzar los patadones hacia adelante. "Nos interesa recuperar el balón cerca de la portería de ellos e impedir que llegue a nuestro campo", añade. El dominio de la zona ancha será uno de los factores clave, a juicio de Eusebio.
El planteamiento será el mismo que en un partido de Liga.
"Jugamos en casa y en nuestra cabeza debe prevalecer la idea de que es un partido de Liga". Como si el visitante fuera el Recreativo, el Madrid o el Espanyol, el Barça recibe al Bremen con la misma necesidad de ganar de siempre, la misma de cada fin de semana. Las dudas corren de parte alemana.
Al once de Thomas Schaaf le sirve el empate. "No creo que salgan a buscar ese resultado porque no es su manera de afrontar los partidos", sostiene Eusebio, que ve al rival con "muchas ganas" de reivindicarse ante el Barça y ante todo el mundo del fútbol.
Jugar con cabeza y evitar la ansiedad y la precipitación.
Basta el 1-0. Da igual que se marque en el minuto 1 que en el 90. Por un día, importa poco también el nivel de juego. El Barça juega en casa y el público socorrerá al equipo en los momentos de apuro. "Los dos equipos jugaremos con corazón, pero también hay que jugar con cabeza para controlar la energía y evitar que nos pasemos de revoluciones", asegura Eusebio. Por su experiencia en la época del dream team, el exjugador cree que la victoria habrá que ir madurándola" con paciencia, sin prisas y reprimiendo la ansiedad".
ENTRE EL CIELO Y EL PURGATORIO
GANAR
Hay partidos que deciden, y definen, una temporada. Para bien o para mal. El de esta noche es uno de ellos. Si el Barça gana al Bremen seguirá en Europa, pero no habrá ganado nada. Tendrá, al menos, la opción de defender la corona que logró en París.EL TORNEODefender la corona de París frente a los grandes de EuropaEn el nuevo formato de la Champions, el dueño del título no ha caído nunca eliminado en la primera liguilla. Si el Barça pasa esta noche a los octavos de final seguirá fiel a la tradición y podrá defender el trofeo que conquistó en Saint Denis, compitiendo ya en eliminatorias directas con los grandes.
EL FUTURO
En octavos, y con la vuelta fuera, pero con Etoo y MessiEntrará el Barcelona como segundo clasificado en el sorteo (15 de diciembre) y jugará la vuelta de los octavos lejos del Camp Nou ante un primer clasificado (Lyón, Liverpool y Milán ya figuran en esa relación). Para finales de febrero ya tendrá recuperados a Etoo y Messi, dos de sus estrellas del ataque.
LA ECONOMÍA
La cotización del equipo y los ingresos seguirán creciendoLos títulos traen dinero. El dinero trae más dinero. Y así, poco a poco, con dos Ligas y una Champions aumenta la cotización económica del Barça. El club ingresó 31 millones de euros por la Champions de París. Poco después, firmó un contrato con Nike de 150 millones de euros por cinco años.
EL ENTORNO
Un triunfo para dar calma y seguir adelante con el proyectoSi el campeón supera el examen de esta noche, el domingo viajará eufórico a Japón para conquistar el Mundial de clubs, el único título que le falta al Barça, y llegará a la primavera con opciones de reeditar la Liga y la Champions y añadirle la Copa del Rey.
NO GANAR
Si el Barça empata o pierde, lo habrá perdido todo. El prestigio conquistado, la condición de campeón, además de un montón de dinero. Pero, sobre todo, habrá perdido algo más importante: el honor. Y será igual que el dream team. Cayó al año siguiente.
EL CASTIGO
El triste consuelo de jugar en la segunda división europea. Hará daño a la vista ver al campeón de la Champions pasearse por la segunda división europea, la Copa de la UEFA, con los mejores del año pasado (Ronaldinho, Etoo, Deco y Puyol), midiéndose a rivales como el Hapoel Tel Aviv, el Lens, el Dinamo Bucarest o el AZ Alkmaar de Van Gaal.
EL IMPACTO
Un fracaso que un Madrid ya clasificado explotaría. El Madrid lleva tres años en blanco, acomplejado ante el rodar del círculo virtuoso de Laporta, que ha coleccionado elogios y títulos. La crisis sigue instalada en el Bernabéu. La eliminación del Barça sería aprovechada por el madridismo futbolístico y mediático para socavar el proyecto de Rijkaard.
LAS PÉRDIDAS
El club dejaría de ingresar 10 millones ya presupuestados. El Barça presupuestó unos ingresos de 10 millones de euros en la Champions (incluyendo los premios de la UEFA por cada eliminatoria y los ingresos por taquilla) al confiar en que el equipo accediera a los cuartos de final. Llegar a Atenas en el 2007, en cambio, reportaría siete millones más.
LA MORAL
Camino del Mundial de Japón sumergidos en una depresión. En agosto, el Barça perdió la Supercopa de Europa con el Sevilla. En diciembre, el campeón saldría de la Champions. Con dos títulos perdidos en cinco meses, iría al Mundial de clubs (entre el 14 y el 17 de este mes) en plena depresión.
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