Penya Barcelonista de Lisboa

dimecres, d’abril 27, 2011

Messi despluma a Mourinho









Messi despluma a Mourinho
Dos goles del delantero argentino deciden un partido de máxima tensión y en el que el Madrid se quedó diezmado tras la expulsión de Pepe, seguida por la del entrenador portugués






El Madrid cayó víctima del vértigo, devorado por la excelente interpretación que ofreció el Barcelona en un escenario imponente y en un momento cumbre, el Bernabéu y la semifinal de la Champions. La desmesura en las acciones de varios jugadores del Madrid, más descentrados a medida que transcurrían los minutos, vencidos por la tensión y por el tiqui taca del Barcelona, la pagaron con las expulsiones de Pepe y de Mourinho. Messi, con dos goles, fue una vez más el brazo ejecutor del dominio ya pleno que ejerció el Barcelona desde que el Madrid quedó diezmado cuando se llevaba una hora de partido.

El Barcelona volvió a masticar el juego con paciencia y maestría. Guardiola situó a Messi de falso delantero centro, operando a menudo como enlace con la línea de medios. Villa y Pedro abrieron el campo a derecha e izquierda.

Mourinho echó la red en el centro del campo. La consigna era desactivar allí el juego del Barcelona y, sobre todo, evitar que filtrara balones a Messi. Pepe intentó atornillar a Xavi y Xabi Alonso hizo lo propio con Messi. En función de los movimientos de Messi, las marcas variaban e intervenía también Lass. El Madrid esperó en su terreno. No ejerció la asfixiante presión de la primera parte de la final de Copa. Estuvo más a la expectativa, aguardó el momento para dar un zarpazo. Cristiano Ronaldo no debió captar del todo bien el mensaje estratégico de Mou. Resultó hilarante el episodio en que, desesperado y harto de correr en solitario tras los defensas del Barcelona, levantó los brazos como si dimitiera por falta de colaboración.

El Barcelona notó la ausencia de Iniesta. La lesión del medio manchego le privó de un punto de desequilibrio, máxime cuando Pedro careció de la chispa de otras veces y Alves, muy pendiente de Di María, no progresó como es habitual por el carril derecho. Aun así, el Barcelona tejió dos buenas jugadas. En una de ellas, Villa remató cruzado; en la otra, Xavi, tras recibir un pase de Messi, obligó a una buena intervención de Casillas. El Barcelona se sintió relativamente cómodo pero al Madrid pareció no importarle, como si confiara en que, antes o después, ya llegaría su momento.

El Barcelona cerró con más prevenciones que otras veces. Puyol, dada la baja de Adriano, ejerció de lateral izquierdo y su rapidez y visión defensiva la agradeció el equipo, especialmente cuando cerró un tiro de Cristiano nada más empezar el segundo acto. Mascherano volvió a cerrar con solvencia junto a Piqué. La tumultuosa retirada a los vestuarios derivó en la expulsión del portero suplente, Pinto, en una premonición de la deriva que iba a adquirir el duelo. Mourinho sentó a Ozil, dio entrada a Adebayor y escoró a Cristiano a la derecha. El Barça se desorientó por momentos y Busquets y Alves perdieron algunos balones que comprometieron a la defensa de su equipo. Los ánimos de algunos jugadores se encresparon. Villa, tras un precioso pase de Xavi, volvió a poner a prueba a Casillas. Y en esas, el Real Madrid empezó a perder sus efectivos más beligerantes. Sergio Ramos vio una tarjeta amarilla que le deja sin partido de vuelta. Y poco después Pepe volvió a hacer una de las suyas. Su entrada con el pie en plancha sobre Alves fue castigada con la expulsión. Mourinho no la asimiló y, a su vez forzó, la suya. De un plumazo, desparecieron los demonios del Barcelona, que empezó a presionar con mayor intensidad e intención. Afellay relevó a Pedro y le dio la asistencia del primer gol a Messi, que repitió poco después. El Madrid claudicó y el Barcelona se ganó el partido de vuelta soñado.