GOLEADA DEL BARCELONA 0-5 EN TENERIFE
Messi y Pedro espantan los fantasmas
Messi, con un hat-trick, destroza a un Tenerife que plantó cara al inicio
Messi, con un hat-trick, destroza a un Tenerife que plantó cara al inicio
Pedro realizó una jugada 'a la Maradona' que acabó en autogol de Luna
El Barça ya puede empezar a reconocerse. Su juego no fue brillante, pero al menos si resultó efectivo. A pesar de que el Tenerife llegó a meterle el miedo en el cuerpo en el arranque, los de Guardiola aseguraron los tres puntos y el liderato con una contundente goleada. Bojan, el elegido finalmente por Guardiola para reemplazar al ausente Ibrahimovic, no marcó, pero dio tres de los cuatro goles a un Messi absolutamente letal. De su hat trick, lo mejor, sin duda, para el final: un remate parabólico desde fuera del área que dejó al meta rival como espectador de lujo. Pedro, cómo no, aunque con suerte, dio la puntilla cuando el partido ya moría con la involuntaria colaboración de Luna.[Estadísticas: 0-5]
Empezó el partido con más que malas sensaciones para los azulgrana. El Tenerife llegaba una y otra vez a la portería defendida por Valdés con serias opciones para inaugurar el marcador. El equipo de Guardiola se veía desbordado por el empuje de los locales. Alfaro tuvo tres clarísimas. La primera, la estrelló contra el travesaño. La segunda, contra el guante diestro del meta barcelonista. Y en la tercera, otra vez, se encontró con el de L’Hospitalet.
El Tenerife jugaba más y mejor que el Barça. Algo a lo que contribuía también el escaso tino mostrado en el centro de la defensa por Rafa Márquez. Con Piqué reservado para la vuelta de los octavos de final de la Copa ante el Sevilla, el mexicano, del que ha trascendido que planea grabar un disco, se puso también a cantar de mala manera en el centro de la zaga azulgrana. La sangre, por suerte para el central, no llegó al río. Incluso, en una de las pocas veces que logró anticiparse al delantero rival, vio una tarjeta amarilla por una falta a todas luces inexistente.
El Barça coqueteó con el peligro, sí, pero el conjunto de José Luis Oltra no consiguió encontrar la manera de abrir la lata. No así los azulgrana. Pese a dormitar durante gran parte del primer acto, acabó marchándose al descanso dejando los deberes prácticamente hechos. Tres llegadas, tres goles. En dos de ellos, con gran protagonismo de Bojan. El delantero, relevo del sancionado Ibrahimovic en la punta de ataque, se destapó ayer como asistente. Messi se encargó de convertir sus pases en tantos en el primero y el tercero de la velada. Puyol, de cabeza, había colocado el 0-2 tras un buen servicio de falta del rosarino.
Sergio Aragoneses, quien ya sufrió en sus propias carnes un 0-6 en la última visita del Barça a Tenerife, hace ahora casi ocho años, seguramente empezaba ya a temerse lo peor. En esta ocasión, la acción del actual capitán barcelonista no fue tan espectacular como antaño. El de la Pobla prefirió el remate de cabeza a buscar otra vez la vistosa acción de la tijera. El resultado, al fin y al cabo, fue el mismo. El balón acabó besando las redes. Lo mejor de los azulgrana era su pegada. A falta de fútbol, goles. Lo mismo que tantas veces se le ha recriminado al Madrid de Pellegrini. Tal vez, había protagonizado la peor primera parte de la era Guardiola, pero se marchó al descanso con una ventaja incontestable en el luminoso.
Lección de efectividad
Los azulgrana, al menos por una vez, habían sido mucho más efectivos que vistosos. La circulación de balón, su arma preferida para agredir al contrario no estuvo a la altura de ocasiones no tan lejanas. Xavi, quien empieza ya a acumular muchas horas de vuelo en sus piernas, pasó prácticamente inadvertido durante gran parte del primer acto. Tampoco estuvo mucho fino en la salida del balón Sergio Busquets. Ni Márquez, por supuesto. Por suerte para los de Guardiola, a Iniesta no se le ha olvidado eso de jugar en el centro del campo, por mucho que recurran a veces a él como extremo.
El botín conseguido antes del descanso no cambió demasiado las cosas en la reanudación. El Tenerife seguía teniendo opciones. Otra vez, sin puntería. El Barça seguía también sin encontrar su mejor versión. Y Henry, que estrelló un balón en la cepa del poste de la meta rival nada más iniciarse la segunda mitad, seguía a su vez peleado con el gol. El tercer máximo anotador de los azulgrana la temporada pasada no está firmando en la presente unos números demasiado alentadores. Poco a poco, los azulgrana recuperaron el control del esférico. Y con él, el del partido. Por llamarlo de alguna manera. El juego decayó hasta convertirse en una suerte de armisticio, en la que ni unos ni otros parecían dispuestos a retomar las hostilidades en forma de más goles. Los de Guardiola empezaron a tener más presencia en el área del Tenerife, pero sin clara posibilidad de remate, por mucho que sus compañeros trataran de buscar a Bojan, situado ya como una referencia en punta que, por momentos, llegó a echarse de menos en la primera mitad.
Y a falta de juego, pues goles. Messi, otra vez tras pase de Bojan, marcó con un remate tan sutil como medido que acabó colándose casi por la escuadra de la portería de Aragoneses. Con mucho, el más bonito del duelo. El mejor jugador del mundo no entiende de armisticios. Luna, en propia meta, cerró la manita para los azulgrana.
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