Penya Barcelonista de Lisboa

diumenge, de desembre 06, 2009

VICTORIA AZULGRANA POR 1-3 ANTE EL DEPOR


Messi celebra su Balón de Oro en Riazor

El argentino, autor de dos goles, recupera su mejor versión en un buen partido
Dos goles del argentino y otro de Ibrahimovic aniquilan a un buen Deportivo
Le cuesta horrores a Messi mostrarse natural en traje y corbata. Pero no le quedará otra que hacer de tripas corazón, colocarse bien el cuello de la camisa, pasar por la sala de maquillaje y exhibir esa tímida sonrisa ante el acto reverencial que le concede el mundo del fútbol en París. Allí espera el preciado Balón de Oro. Pero lejos de tales fastos, donde se siente más a gusto el argentino es corriendo en calzón y camiseta sobre la hierba, con la cabeza gacha. Sin mirar a la cámara, ya será el foco quien lo busque. Tras semanas de cierto desconcierto, el argentino volvió a disfrutar y lideró la convincente victoria en Riazor (1-3)
Y lo hizo al amparo de un Barcelona que, pese al despiste que propició el momentáneo empate del Deportivo, completó uno de los mejores primeros actos de la temporada. Se había marchado Guardiola tan disgustado de Jerez por el antipático triunfo de los suyos ante el colista, que se encargó de hacer los ajustes necesarios para que los azulgrana, además de embolsarse un buen resultado, volvieran a merecer la habitual retahíla de elogios.

Dejó en Barcelona a un Márquez fuera de forma y plantó en Riazor al mejor equipo posible, con Xavi e Iniesta en los interiores, y con Sergio Busquets robándole otra vez el puesto a un Touré al que las constantes críticas de su visceral representante siguen pasándole factura.

El resultado al inicio fue de lo más esperanzador para los intereses azulgrana. Asalvajado en la presión y con la única intención de arrinconar al Depor contra el área de Aranzubia, el Barcelona se sabía muy superior a un rival que se ha convertido en la sorpresa más agradable de la temporada.

Miguel Ángel Lotina es uno de los chamanes del fútbol español. El técnico vizcaíno lleva demasiado tiempo apañándoselas para sanar equipos amenazados de derribo y lastrados por economías de guerra. Confiesa el eterno presidente del Deportivo, Augusto César Lendoiro, que los tiempos boyantes del Superdepor de Arsenio Iglesias o del equipo campeón de Liga con Irureta, no volverán nunca más.

A cambio, Lotina está dispuesto a estabilizar un bloque bien equilibrado y capaz de completar partidos notables a partir de una defensa férrea –Lopo y Colotto son de lo más consistentes en el centro, mientras que Filipe Luis ya no acostumbra a dejarse ganar la espalda– y un juego tan vertical como eficaz. Como en los viejos tiempos con el Numancia o el Espanyol.

Aunque quizá no esperaba el entrenador del Deportivo que el Barcelona se le lanzara a la yugular desde el comienzo. De hecho, los azulgrana protagonizaron un monólogo en el primer tiempo ante las facilidades de Xavi e Iniesta a la hora de recibir el balón y la movilidad constante de Henry, Ibrahimovic y Messi. El francés estuvo especialmente despierto ante Manuel Pablo, mientras que el ariete sueco se encargaba de abrirle vías de escape a su escudero argentino.

Antes de adelantar a los azulgrana, Messi ya había puesto a prueba a Aranzubia, portero que está protagonizando un gran inicio de campaña y capaz también de arrebatarle un tanto a Ibrahimovic. Aunque nada pudo hacer el meta riojano ante la segunda acometida de Messi. Recibió el menudo futbolista en la frontal del área ante el tímido acoso de Manuel Pablo, al que le resultó imposible siquiera percibir el giro bárbaro de la Pulga. Décimas de segundo después llegaría el potentísimo zurdazo del diez, tan ajustado al palo que dejó a Aranzubia sin respuesta.

Nada hacía prever que el Deportivo pudiera levantar la tapa y asomar la cabeza del pozo. Por eso el Barcelona se quedó tieso cuando Adrián logró empatar el partido en la única acción de peligro de los gallegos de todo el partido. La acción fue de lo más ridícula. Sergio Busquets rechazó hacia atrás un saque en largo de Aranzubia y Adrián, colándose entre unos despistados Puyol y Abidal, batió a Valdés, que se había quedado plantado a mitad del camino.

De repente, al Barcelona le mutó el gesto. Las triangulaciones perdieron en verticalidad y precisión, los delanteros comenzaron a enredarse, mientras que el Deportivo miraba el panorama feliz desde lo alto de la muralla. Aranzubia se dedicaba a perder tiempo, mientras que Lotina hacía de las suyas y jugaba a amarrar el empate sacando a delanteros por estibadores. Mala señal.

No desfalleció el Barcelona, que encontró el premio a la constancia en el minuto 79. Le volvió a salir de fábula a Guardiola la carta de Pedro, que propició que Messi sacara la testa y rememorara aquel triunfal vuelo en el Olímpico de Roma. Pequeño, pero capaz de alcanzar el cielo. Lugar donde suele habitar Ibrahimovic, encargado de cerrar la noche con un soberbio tanto a pase de Abidal.