Bendita hambre de sexta
Bendita hambre de sexta
Ciento diez años de historia y el Barça todavía no se ha abrazado a este trofeo. Ya toca. Ya no hay excusas. Ni la tralla, ni las lesiones, ni el jet lag, ni los excesos de confianza deben emborronar con un fracaso en Abu Dabi el año más precioso del club azulgrana. Faltan tres días para la coronación del nuevo campeón del mundo, el sucesor del Manchester United, pero para el Barcelona la ceremonia comienza hoy.
El Atlante mexicano es, como dice el corrido, la primera piedra en el camino hacia el título, y no parece un adversario especialmente motivador, lo cual constituye su principal argumento. Salir de tapado, interpretar el papel de víctima ante el que su entrenador, José Guadalupe Cruz, considera el mejor equipo del mundo. Sin embargo, no aparece ningún síntoma de displicencia o triunfalismo en el vestuario barcelonista ni muchísimo menos en su entrenador. Buena señal. El poco estímulo que pueda inducir el Atlante queda absolutamente compensado con el hambre de Copa del Mundo que afecta a toda la expedición, desde el presidente hasta el utillero. "En mi mente sólo existe un partido, estoy pensando que tenemos que jugar un solo partido y que tenemos que hacerlo bien y ganar para poder después jugar otro buen partido", razonó Josep Guardiola de forma previa al entrenamiento desarrollado por la tarde en el estadio Zayed Sports Center, que también será escenario de la final. Las entradas están agotadas, y el Barcelona disfrutará del apoyo del ruidoso público local, que expresa auténtica devoción por el pentacampeón.
"No habrá relajación, no he tenido que decirles nada a los jugadores. Les conozco bien y sé que tienen deseo de hacerlo, pero somos conscientes de que podemos no llegar a la final. El nombre o el prestigio del equipo no significa que ya está hecho. Eso se demuestra en el campo", insistió Guardiola. La plantilla ha tenido suficiente tiempo de recuperación en las instalaciones del majestuoso hotel Shangri-la y está por entero a disposición del técnico. Incluso Messi, que estos días ha efectuado ejercicios de recuperación de su esguince de tobillo en bañador en la playa privada del hotel y ayer se entrenó con el grupo. Pep señaló que hoy sacará al césped todo el potencial de su colectivo, aunque la participación de Messi es más que dudosa y estará de inicio en el banquillo. Arde en deseos de enfrentarse en la final con el equipo argentino, en el que además milita su amigo Verón.
Al técnico debió de disgustarle el exceso de revoluciones de Pedro, posible sustituto de Messi, cuando se ofreció a tirar algún penalti para convertirse en el único jugador que ha marcado en las seis competiciones del año. "En primer lugar, me parece que el penalti no lo tirará; en segundo, si juega no será como un regalo para que entre en la historia. Será porque lo necesito, y él ha de cumplir con sus obligaciones". En caso de concluir en empate, el partido de hoy no tendrá prórroga y el contrincante del Estudiantes en la final se decidiría en una tanda de penaltis. Cualquier opinión que se aparte del discurso oficial de la prudencia y el compromiso es atajada con severidad por Pep, que vigila el detalle con ojo de halcón peregrino, el ave de presa que constituye una de las principales querencias de la nobleza de los Emiratos. Un ejemplar de aptitudes medias para la práctica de la cetrería se cotiza a unos 100.000 euros. Nada, comparado con el valor que ha adquirido la Copa del Mundo para el Barça. No tiene precio.
"Tenemos la obligación de ganar en todo. El entrenador recalca que no hay ninguna posibilidad de relajarnos", explica Márquez. "Es una oportunidad única y tenemos esa hambre de título tan importante. Nos hace falta para cerrar ciclo". Mutar de pentacampeón en hexacampeón, dejar pequeño al Barça de les cinc copes... "Hay que tener cuidado, porque en el fútbol la lógica no sirve. Para nosotros, ganar este título es un objetivo más. Vamos a hacerlo lo mejor que podamos, y si al final eso alcanza para alzar el trofeo, sería perfecto", avisa Abidal en la web de la FIFA. Todo prudencia, ambición y solidaridad. Las claves mentales del Barça más admirado permanecen intactas en Abu Dabi.
El Atlante mexicano es, como dice el corrido, la primera piedra en el camino hacia el título, y no parece un adversario especialmente motivador, lo cual constituye su principal argumento. Salir de tapado, interpretar el papel de víctima ante el que su entrenador, José Guadalupe Cruz, considera el mejor equipo del mundo. Sin embargo, no aparece ningún síntoma de displicencia o triunfalismo en el vestuario barcelonista ni muchísimo menos en su entrenador. Buena señal. El poco estímulo que pueda inducir el Atlante queda absolutamente compensado con el hambre de Copa del Mundo que afecta a toda la expedición, desde el presidente hasta el utillero. "En mi mente sólo existe un partido, estoy pensando que tenemos que jugar un solo partido y que tenemos que hacerlo bien y ganar para poder después jugar otro buen partido", razonó Josep Guardiola de forma previa al entrenamiento desarrollado por la tarde en el estadio Zayed Sports Center, que también será escenario de la final. Las entradas están agotadas, y el Barcelona disfrutará del apoyo del ruidoso público local, que expresa auténtica devoción por el pentacampeón.
"No habrá relajación, no he tenido que decirles nada a los jugadores. Les conozco bien y sé que tienen deseo de hacerlo, pero somos conscientes de que podemos no llegar a la final. El nombre o el prestigio del equipo no significa que ya está hecho. Eso se demuestra en el campo", insistió Guardiola. La plantilla ha tenido suficiente tiempo de recuperación en las instalaciones del majestuoso hotel Shangri-la y está por entero a disposición del técnico. Incluso Messi, que estos días ha efectuado ejercicios de recuperación de su esguince de tobillo en bañador en la playa privada del hotel y ayer se entrenó con el grupo. Pep señaló que hoy sacará al césped todo el potencial de su colectivo, aunque la participación de Messi es más que dudosa y estará de inicio en el banquillo. Arde en deseos de enfrentarse en la final con el equipo argentino, en el que además milita su amigo Verón.
Al técnico debió de disgustarle el exceso de revoluciones de Pedro, posible sustituto de Messi, cuando se ofreció a tirar algún penalti para convertirse en el único jugador que ha marcado en las seis competiciones del año. "En primer lugar, me parece que el penalti no lo tirará; en segundo, si juega no será como un regalo para que entre en la historia. Será porque lo necesito, y él ha de cumplir con sus obligaciones". En caso de concluir en empate, el partido de hoy no tendrá prórroga y el contrincante del Estudiantes en la final se decidiría en una tanda de penaltis. Cualquier opinión que se aparte del discurso oficial de la prudencia y el compromiso es atajada con severidad por Pep, que vigila el detalle con ojo de halcón peregrino, el ave de presa que constituye una de las principales querencias de la nobleza de los Emiratos. Un ejemplar de aptitudes medias para la práctica de la cetrería se cotiza a unos 100.000 euros. Nada, comparado con el valor que ha adquirido la Copa del Mundo para el Barça. No tiene precio.
"Tenemos la obligación de ganar en todo. El entrenador recalca que no hay ninguna posibilidad de relajarnos", explica Márquez. "Es una oportunidad única y tenemos esa hambre de título tan importante. Nos hace falta para cerrar ciclo". Mutar de pentacampeón en hexacampeón, dejar pequeño al Barça de les cinc copes... "Hay que tener cuidado, porque en el fútbol la lógica no sirve. Para nosotros, ganar este título es un objetivo más. Vamos a hacerlo lo mejor que podamos, y si al final eso alcanza para alzar el trofeo, sería perfecto", avisa Abidal en la web de la FIFA. Todo prudencia, ambición y solidaridad. Las claves mentales del Barça más admirado permanecen intactas en Abu Dabi.
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