EL CHELSEA, AL BORDE DEL ABISMO
El Chelsea afronta la 'semi' presionado por su historia y por el momentazo culé
El Chelsea luchará hoy con uñas y dientes por estar en su segunda final consecutiva de la Champions League. En principio, un reto que debería tener ilusionadísimos a técnicos y jugadores 'blue'. Sin embargo, la presión les está atenazando en los últimos días. Su ultradefensivo partido del Camp Nou en la ida en el que no marcaron ni un gol y la exhibición del Barça en el Santiago Bernabéu han activado todas las alarmas en Stamford Bridge. La presión de la derrota en la última final y el hecho de jugar la semifinal de hoy en casa, unido al pavor que infunden Messi, Eto'o, Henry y compañía, han llevado a Guus Hiddink y a sus chicos a estar al borde de un ataque de nervios. Más que nada porque para muchos jugadores el de este año es el último tren para ganar una Champions.
El conjunto 'blue' ya llegó a la finalísima de la temporada pasada, después de caer una y otra vez en la penúltima ronda en los años previos con José Mourinho en el banquillo. La pasada campaña, con Avram Grant de técnico, resbaló en la línea de llegada y el Manchester United, su encarnizado rival, se hizo con el trofeo. Para el Chelsea, la Champions es una obsesión. Lo dijo anteayer Frank Lampard arengando a sus compañeros de vestuario: "Tenemos esta sombra que cuelga sobre nosotros, no haber ganado la Champions pese a haber ganado todos los títulos domésticos", según reveló ayer 'The Times'.
Hiddink, consciente de que el multimillonario Roman Abramovich recurrió a él para ganar la copa de las orejas grandes, ha presionado a sus jugadores recordándoles que "yo voy a tener mucho que decir en la remodelación de la plantilla. Abramovich me escuchará, aunque yo no esté el año que viene, a la hora de decidir quién se queda y quién no. Y lo que pase en esta semifinal de la Champions puede ser definitivo". Vamos, que les está diciendo que quien no rinda ante el Barça ya puede ir haciendo las maletas para irse de Stamford Bridge.
Lo ven negro
Tienen miedo y recurren a la épica. Celebraron el 0-0 del Camp Nou como un gran resultado, pero ahora no lo ven nada claro. El Chelsea tiene todos sus jugadores disponibles. Hiddink puede decidir cómo jugar y con quién. Gracias al arbitraje de la ida no hay sancionados. Pero delante está un equipo que acaba de ganar por 2-6 en Madrid, en un campo que el entrenador holandés conoce perfectamente porque se sentó en su banquillo. Y recurre al factor campo para conseguir alguna ventaja. Una ventaja, la del valor doble de los goles a la que renunció en la ida y que ahorapuede dejarle en la cuneta si a Messi, Eto'o, Iniesta, Xavi o a cualquier otro culé les da por estar 'cumbre' esta noche
El Chelsea luchará hoy con uñas y dientes por estar en su segunda final consecutiva de la Champions League. En principio, un reto que debería tener ilusionadísimos a técnicos y jugadores 'blue'. Sin embargo, la presión les está atenazando en los últimos días. Su ultradefensivo partido del Camp Nou en la ida en el que no marcaron ni un gol y la exhibición del Barça en el Santiago Bernabéu han activado todas las alarmas en Stamford Bridge. La presión de la derrota en la última final y el hecho de jugar la semifinal de hoy en casa, unido al pavor que infunden Messi, Eto'o, Henry y compañía, han llevado a Guus Hiddink y a sus chicos a estar al borde de un ataque de nervios. Más que nada porque para muchos jugadores el de este año es el último tren para ganar una Champions.
El conjunto 'blue' ya llegó a la finalísima de la temporada pasada, después de caer una y otra vez en la penúltima ronda en los años previos con José Mourinho en el banquillo. La pasada campaña, con Avram Grant de técnico, resbaló en la línea de llegada y el Manchester United, su encarnizado rival, se hizo con el trofeo. Para el Chelsea, la Champions es una obsesión. Lo dijo anteayer Frank Lampard arengando a sus compañeros de vestuario: "Tenemos esta sombra que cuelga sobre nosotros, no haber ganado la Champions pese a haber ganado todos los títulos domésticos", según reveló ayer 'The Times'.
Hiddink, consciente de que el multimillonario Roman Abramovich recurrió a él para ganar la copa de las orejas grandes, ha presionado a sus jugadores recordándoles que "yo voy a tener mucho que decir en la remodelación de la plantilla. Abramovich me escuchará, aunque yo no esté el año que viene, a la hora de decidir quién se queda y quién no. Y lo que pase en esta semifinal de la Champions puede ser definitivo". Vamos, que les está diciendo que quien no rinda ante el Barça ya puede ir haciendo las maletas para irse de Stamford Bridge.
Lo ven negro
Tienen miedo y recurren a la épica. Celebraron el 0-0 del Camp Nou como un gran resultado, pero ahora no lo ven nada claro. El Chelsea tiene todos sus jugadores disponibles. Hiddink puede decidir cómo jugar y con quién. Gracias al arbitraje de la ida no hay sancionados. Pero delante está un equipo que acaba de ganar por 2-6 en Madrid, en un campo que el entrenador holandés conoce perfectamente porque se sentó en su banquillo. Y recurre al factor campo para conseguir alguna ventaja. Una ventaja, la del valor doble de los goles a la que renunció en la ida y que ahorapuede dejarle en la cuneta si a Messi, Eto'o, Iniesta, Xavi o a cualquier otro culé les da por estar 'cumbre' esta noche
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