El Barça resuelve a paso lento un partido sin chispa (2-0)
El Barça resuelve a paso lento un partido sin chispa (2-0)
El Barça no se para, aunque para perder la costumbre ayer siguió su camino a paso lento, y no se tomó el partido con el ansia de siempre. Normal. No se puede ir por la vida a ese ritmo. Pero incluso sin parecerse al Barça de cada día, sacó adelante un partido lleno de espinas ante un Recre que se comportó más dignamente que otros rivales más grandes. Ni marcar a los 45 segundos liberó al líder del peso de tener que jugar siempre como un ángel. Ayer, estuvo a ras de tierra. Y aun así ganó. Es lo que necesita con tantas guerras abiertas como tiene.El Barça parece sentir ternura ante los equipos débiles. Le ocurrió ante el Numancia en el debut y no hace tanto ante el Espanyol, y anoche se repitió ese extraño fenómeno ante un Recre que lucha por salvar el pescuezo. Ni el hecho de marcar el gol más rápido de la temporada le libró de un partido resacoso, muy pesado de digerir, tras el festín que se dio ante el Bayern. Guardiola cambió cinco piezas de la alineación, fiel al guión que ha seguido desde el primer día, pero la pesadumbre del juego no hay que cargarla en esas rotaciones. El equipo estuvo narcotizado por momentos, alejado de las líneas maestras que le llevan a ser lo que es y que el técnico se esfuerza en mantener con ese exigente mensaje de que, si se abandonan los deberes, son vulnerables ante cualquiera.En ese abandono, el Recreativo encontró el aire y los espacios que a otros les niega la presión azulgrana. El gol de Iniesta, tras una arrancada de Henry, tuvo algo de engaño porque, a continuación, la película no discurrió como se imaginaba. Será la mala costumbre. Lejos de venirse abajo y rendirse ante ese golpe bajo, el equipo de Lucas Alcaraz ganó terreno, favorecido por la pérdida de intensidad de un líder desconocido. Valdés le birló el gol a Nayar en un remate a bocajarro a los seis minutos y cada jugada a balón parado era un pequeña encerrona, en una actuación que otros rivales más grandes no tuvieron. Le faltó lo que probablemente le ha condenado a estar donde está, la contundencia para acabar lo mucho que empezó.
MALA COLOCACIÓN
Mal colocado, tremendamente lento, conduciendo en exceso el balón, y sin pizca de chispa, el Barça fue perdiéndose sin mucho más que hacer que dejar pasar el tiempo sin que sucediera nada extraordinario. Cosa rara en el Camp Nou, donde han dejado de jugarse partidos sin más y la gente se ha olvidado de sufrir. Anoche, lo hizo un poquito, aunque sin temer por el resultado porque, en el fondo, hay la confianza de que, si fueran mal dadas, el equipo saldría de su letargo y se pondría en marcha.Algo así ocurrió cuando Guardiola tocó una simple pieza y metió a Xavi por Gudjohnsen, y las piezas encajaron mejor. Algunas estuvieron en su sitio desde el inicio. Como Henry, que en cada duelo deja algún detalle que rescata el recuerdo del Henry del Arsenal. Es el mismo, sí. O como Valdés, que volvió a tener una valiosa aparición que evitó el empate. Y por encima de todos, Iniesta. Una maravilla. El no va más.En cuanto se desplazó a la banda, después de haber dado un recital de toques y retoques en el centro, rompió el partido en dos jugadas. La primera, para disfrutarla porque el árbitro anuló el gol de Henry por un discutible fuera de juego. La segunda, tuvo premio, aunque no como merecía. Don Andrés enloqueció a Nef con un eslalon que acabó en la red gracias a un autogol de Morris. Se acabó la incertidumbre. Ya no había nada que temer. Messi hasta pudo permitirse el lujo de fallar un penalti, el segundo este año. La falta de tensión. Se le puede perdonar. Y al Barça, también. Faltaría más.
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