La alegría de la huerta
La alegría de la huerta
Iniesta tiene fama de reír poco, incluso parodian su seriedad, pero con el balón se transforma: ha vuelto para crear felicidad
Sólo fueron dos semanas de baja, pero parecieron una eternidad. Con Iniesta ha vuelto el optimismo al Barça. Y eso que no tiene fama de ser la alegría de la huerta. En 'Crackovia', el programa de humor de TV3, incluso parodian su supuesta inexpresividad. Su forma de ser forma parte de su vida privada. Si ríe mucho o poco sólo le atañe a él y a sus íntimos, pero lo importante para la afición del Barça es con el balón en los pies es el tío más cachondo del mundo, un creador de felicidad, un artista que empatiza con su público.
Posiblemente con Iniesta el Barça también hubiese perdido ante Espanyol y Atlético porque el problema fue colectivo. Sería injusto para sus compañeros relacionar la ausencia del de Fuentealbilla con las dos derrotas. Dejando el resultadismo al margen, la evidencia no debe molestar a nadie: con Iniesta en el campo el equipo de Guardiola juega mejor. Ya lo anticipó el pasado miércoles en Mallorca, donde lideró al equipo hasta su sustitución al comienzo de la segunda parte, prevista por el cuerpo técnico y los médicos para prevenir. Era su segunda lesión muscular de la temporada y no había que forzar.
Pero ayer ya disputó los 90 minutos completos en el centro del campo junto a Sergio Busquets y Xavi. Los tres se compenetraron a la perfección: el de Badia del Vallès robó el balón al rival, el de Terrassa lo distribuyó y para el de Fuentealbilla quedó la responsabilidad de inventar. Su capacidad para desbordar en el uno contra uno en cualquier zona del campo permitió romper la muralla del Athletic una y otra vez.
El poste impidió que marcara tras un gran disparo con la zurda, pero antes ya había sido protagonista en el 2-0. Ese regate tan característico que consiste en encarar al rival y cambiarse el balón de pierna cuando el defensa entra al trapo, acabó en penalti. Gurpegi lo intentó evitar, incluso quiso separar el cuerpo y levantó las manos, pero ya era tarde: había caído en la trampa de Andrés colocando el muslo en su camino hacia la portería. En su último partido antes de la lesión, el día del 2-2 ante el Betis, provocó uno idéntico que valió para colocar la primera piedra del empate. Eto'o, aunque tras el rechace del portero, marcó.
El camerunés y Henry impidieron ayer que el encuentro de Iniesta alcanzara la excelencia. El centrocampista fabricó varias ocasiones de gol que los dos delanteros desaprovecharon. Iniesta hizo su trabajo, pero sus asistencias no tuvieron un final feliz. No importa, volverá a crearlas.
Iniesta tiene fama de reír poco, incluso parodian su seriedad, pero con el balón se transforma: ha vuelto para crear felicidad
Sólo fueron dos semanas de baja, pero parecieron una eternidad. Con Iniesta ha vuelto el optimismo al Barça. Y eso que no tiene fama de ser la alegría de la huerta. En 'Crackovia', el programa de humor de TV3, incluso parodian su supuesta inexpresividad. Su forma de ser forma parte de su vida privada. Si ríe mucho o poco sólo le atañe a él y a sus íntimos, pero lo importante para la afición del Barça es con el balón en los pies es el tío más cachondo del mundo, un creador de felicidad, un artista que empatiza con su público.
Posiblemente con Iniesta el Barça también hubiese perdido ante Espanyol y Atlético porque el problema fue colectivo. Sería injusto para sus compañeros relacionar la ausencia del de Fuentealbilla con las dos derrotas. Dejando el resultadismo al margen, la evidencia no debe molestar a nadie: con Iniesta en el campo el equipo de Guardiola juega mejor. Ya lo anticipó el pasado miércoles en Mallorca, donde lideró al equipo hasta su sustitución al comienzo de la segunda parte, prevista por el cuerpo técnico y los médicos para prevenir. Era su segunda lesión muscular de la temporada y no había que forzar.
Pero ayer ya disputó los 90 minutos completos en el centro del campo junto a Sergio Busquets y Xavi. Los tres se compenetraron a la perfección: el de Badia del Vallès robó el balón al rival, el de Terrassa lo distribuyó y para el de Fuentealbilla quedó la responsabilidad de inventar. Su capacidad para desbordar en el uno contra uno en cualquier zona del campo permitió romper la muralla del Athletic una y otra vez.
El poste impidió que marcara tras un gran disparo con la zurda, pero antes ya había sido protagonista en el 2-0. Ese regate tan característico que consiste en encarar al rival y cambiarse el balón de pierna cuando el defensa entra al trapo, acabó en penalti. Gurpegi lo intentó evitar, incluso quiso separar el cuerpo y levantó las manos, pero ya era tarde: había caído en la trampa de Andrés colocando el muslo en su camino hacia la portería. En su último partido antes de la lesión, el día del 2-2 ante el Betis, provocó uno idéntico que valió para colocar la primera piedra del empate. Eto'o, aunque tras el rechace del portero, marcó.
El camerunés y Henry impidieron ayer que el encuentro de Iniesta alcanzara la excelencia. El centrocampista fabricó varias ocasiones de gol que los dos delanteros desaprovecharon. Iniesta hizo su trabajo, pero sus asistencias no tuvieron un final feliz. No importa, volverá a crearlas.
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