Ronaldinho baja el telón
Ronaldinho baja el telón
De chiste. Se abre el telón y aparece Ronaldinho, baja del autocar y escapa a la carrera, a refugiarse. El crack corre los 100 metros en cuatro segundos y medio, más o menos. Milagro, milagro. Nuevo récord del mundo. Felicidades. El Gaúcho, lesionado, se refugia en la casita contigua al campo de fútbol a seguir su tratamiento, según versión oficial, mientras sus compañeros se entrenan al aire libre.
Media hora más tarde de entrar en la caseta, tratamiento y ducha incluidos, se cierra el telón. Cuesta arriba, el brasileño enfila hacia el autobús, sin hacer ruido, de puntillas los pies. Sube al autocar vacío, se sienta en la cuarta fila (al lado de la salida de emergencia) y corre la cortina para que nadie lo vea. Así durante una hora. Sólo, escondido, inmóvil e incomunicado. El conductor del autocar entra y le da una camiseta de una hincha para que la firme. Y la firma.
Media hora más tarde de entrar en la caseta, tratamiento y ducha incluidos, se cierra el telón. Cuesta arriba, el brasileño enfila hacia el autobús, sin hacer ruido, de puntillas los pies. Sube al autocar vacío, se sienta en la cuarta fila (al lado de la salida de emergencia) y corre la cortina para que nadie lo vea. Así durante una hora. Sólo, escondido, inmóvil e incomunicado. El conductor del autocar entra y le da una camiseta de una hincha para que la firme. Y la firma.
La imagen (sin apenas imágenes) dibuja el ocaso de una estrella, la antítesis de lo que un día no tan lejano fue el 10 culé. Sí, todo esto es un chiste que no tiene gracia, pero así es el final azulgrana del brasileño. Con claroscuros, sumido en la inestabilidad.
Fernando Alonso decía ayer en estas páginas que querría ser invisible. Ronaldinho Gaúcho ya lo ha conseguido. Otro récord para el brasileño. Ayer lo demostró en la excursión de convivencia -con comida incluida- que el Barça celebró en las instalaciones del Montanyà, cerca de Seva, donde Johan Cruyff cohesionó el dream team y donde Rijkaard trata ahora de que su equipo no se caiga a trozos. Al menos que aguante hasta el derbi, y especialmente, hasta que acabe la eliminatoria contra el United.
Por la tarde, en los despachos del club, Roberto de Assis labró el futuro de su mustio hermano. Ayer se encontró con Ferran Soriano, Marc Ingla y Txiki Begiristain, a los que se unió un momento el presidente Joan Laporta, que sólo entró en la reunión para saludar. El hermano del delantero brasileño acudió a la cita para poner sobre la mesa las ofertas para su representado: Milan, Inter y Manchester City. La más aireada es la del equipo de Silvio Berlusconi, con el que ha coqueteado De Assis durante toda la campaña electoral en Italia, pero en el Barça no descartan nada.
Conviviendo con el vacío, con el mutismo, Ronaldinho, uno de los hombres más perseguidos y conocidos del mundo, pasa sus últimos días en el Barcelona escondido tras la cortina. "Queremos que Ronaldinho se recupere lo antes posible y que colabore con el equipo en los objetivos que le restan al Barça", expresó ayer el vicepresidente Alfons Godall en nombre de la junta.
La espera del Gaúcho se está haciendo larga. También los compañeros tardaron en llegar al autocar donde se aburría antes de la comida de germanor en una finca a prueba de cámaras. Hoy y mañana, Frank Rijkaard hará lo mismo: blindará los entrenamientos ante dos partidos que marcarán si la agonía del actual Barça es llevadera o entra en una espiral definitiva. El técnico holandés cuenta con Deco e Iniesta.
El club camina por días peligrosos, Ronaldinho marca el camino con una nitidez espeluznante.
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