Penya Barcelonista de Lisboa

dilluns, d’abril 07, 2008

Pañolada en Can Barça


... Y la afición dijo basta (FC Barcelona, 0-Getafe, 0)

Después del miting ofrecido por Joan Laporta en la Trobada Mundial de Penyes, repartiendo carnets de barcelonismo a quién le daba la gana y quitándoselos a los que no piensan como él, la pelota (y nunca mejor dicho) estaba en los pies de los jugadores. ¿Sería verdad, como decía el presi, que el equipo no está tan mal? ¿Sería verdad que este equipo tiene todas las virtudes que le ve su presidente? ¿Sería verdad que aún puede ganar la Liga.Se puso el balón en juego y se empezó a comprobar la situación. Rijkaard, que sigue teniendo muy pocas opciones de hacer cosas, apostó prácticamente por el mismo equipo que ganó el martes en Alemania, con el único cambio de Sylvinho por Abidal. Eso sí, siguió empeñado en castigar a Eto'o pegado a la banda derecha, con lo que el camerunés volvió a jugar otro partido (en este caso solo 45 minutos) malo de verdad. Y es que las decisiones del técnico están desquiciando a sus jugadores. Puyol ya no sabe si es lateral o central. Y así está jugando. Iniesta no sabe si es interior, pivote defensivo o extremo. Y solo su extraordinaria calidad hace que se salve. Y Eto'o está empeñado en demostrar que por muchas ganas que le ponga no puede jugar de extremo. Pero Rijkaard no se entera.El Barça dominó con comodidad en los primeros 45 minutos. Y es que el Getafe, al contrario de lo que es habitual en él, se encerró bastante en su área, buscando muy poco la portería de Valdés. El dominio blaugrana permitió a los de Rijkaard tener algunas claras ocasiones de gol, aunque la primera fue para el Getafe. Balón perdido por Zambrotta (6') y el balón que se lo lleva Manu del Moral, para disparar y obligar a Valdés a mandar el balón a córner.A partir de aquí, las llegadas con peligro fueron del Barcelona. En el minuto 13, tras la salida de un córner, el balón le cayó a Milito quien, a bocajarro, remató y Abbondanzieri despejó el balón en una gran intervención. Dos minutos después, una buena combinación entre Henry y Xavi, acabó con el balón a los pies de Eto'o, que remató y el balón se estrelló en el poste. Y en el 18, Henry remató a la media vuelta y el balón se fue alto.Con el paso de los minutos, sin embargo, al Barça le costaba cada vez más acercarse a la portería del Getafe. Y los madrileños, aunque sin mucho peligro, se empezaron a acercar a la de Valdés. El portero barcelonista detuvo una falta lanzada por Albin (24') y rechazó un remate de Granero (30'). Con el 0-0 se llegó al descanso.DOBLE CAMBIOEn el descanso, cosa poco habitual en él, Rijkaard hizo dos cambios, dando entrada a Márquez y Giovani por Milito y Eto'o. Pero no se preocupen, los dos cambios eran obligados por los problemas físicos tanto de Milito como de Eto'o.Con Giovani, el Barça pudo ampliar el campo y el mexicano, prácticamente en su primera intervención (8') mandó el balón al poste. El segundo de la noche para los barcelonistas. El tercero llegó en el minuto 23 y el 'honor' lo tuvo Xavi, después que Gudjohnsen, que acababa de entrar por Touré, bajara la pelota con la cabeza tras un lanzamiento de falta.El Barça no hacía nada del otro mundo, es verdad, pero también lo es que la suerte no estaba de su lado. Tres postes en menos de 65 minutos, no es nada habitual.Lo cierto es que iban pasando los minutos y el esperado gol no llegaba. Pudo llegar a la media hora. Buen centro de Zambrotta y Gudjohnsen, totalmente solo a dos metros del portero, remata de cabeza permitiendo a Abbondanzieri despejar el balón con los pies.El Getafe estaba cada vez más cansado - el jueves tuvo un duro partido ante el Bayern de Munich - y cada vez se encerraba más en su área. Pero entre los postes, Abbondanzieri y la falta de puntería, el Barça no conseguía marcar. Y los minutos pasaban muy rápidamente. Pero el gol no llegó. Y el público no aguantó más. Quizá no fue el peor partido del Barça, es cierto, pero fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de la gente. Muchos aficionados se fueron del campo. Y los que se quedaron no dudaron en usar cualquier cosa, ya fuera un pañuelo o un papel de diario, para mostrar su disconformidad. Y es que a la pobre afición solo le faltaban la bravuconadas de su presidente para perder la paciencia.

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