Penya Barcelonista de Lisboa

dimecres, de maig 09, 2007

Expectativas y resultados


A grandes expectativas, grandes batacazos. Ley del deporte. Cuando las expectativas son moderadas y sólo crecen a medida que los resultados acompañan progresivamente, el éxito se saborea mucho más. Por esa razón la mayoría de deportistas huyen como de la peste del papel de favoritos. Hay excepciones, por descontado, gente bravucona, pero casi todos los futbolistas saben que las expectativas moderadas son la semilla de los resultados excelentes.

Alrededor del Barça se crearon expectativas elefantiásicas esta temporada. Su presidente habló de siete títulos y encendió una mecha peligrosa. Ni toda la frialdad de Rijkaard pudo apagar ese incendio incoherente con la habitual moderación del actual vestuario azulgrana. Luego ya sabemos lo que ha ido ocurriendo: de decepción en decepción hasta llegar al absurdo de que se creara una corriente de opinión que incluso despreció, no hace mucho, el valor de pelear por Liga y Copa, olvidando que la decepción auténtica no es la de los resultados, sino la de las formas de buscarlo. Los errores, la complacencia, el dormirse en los laureles sí son decepcionantes. Ganar o perder nunca puede serlo. Cuestión distinta es si esta plantilla ha estado a la altura de su calidad.

Las expectativas que construyó el Madrid se basaron en la resaca electoral. También su presidente encendió la mecha de las visitas por triplicado a la Cibeles, mecha que la afición acogió con escepticismo y el vestuario con sorna. Capello no defraudó las expectativas: nunca dijo que el Madrid jugaría de fábula, sino que pelearía por un título. Y ha ido cumpliendo ambas premisas. Con gran parte de la prensa en el cogote dándole collejas sin parar, Capello se enredó en algunos asuntos (Ronaldo, Beckham, los fichajes de enero), posiblemente porque el club le hizo enredarse, y hasta se nombró sucesor público (Schuster), pero el entrenador italiano ha seguido a lo suyo, generando un estilo de juego acorde con las previsiones y obteniendo mejores resultados de los esperados (récord de victorias a domicilio).

Las expectativas desmesuradas son siempre fuente de tensiones y frustración. Resulta más fructífero partir desde la modestia y el esfuerzo, con unas expectativas prudentes y razonables, pero no dimitir nunca de la lucha. Me parece ejemplar en este sentido la postura de Eto’o dando por bienvenida la pelea estrecha por el título. "Cuanto más difícil se ponga el título más lo disfrutas si al final lo ganas", ha dicho y en esa frase coincidirán barcelonistas y madridistas. Supongo.