Doble o nada
Doble o nada
• El Barça, obligado a ganar y a marcar dos goles, se juega a una carta el pase a cuartos ante el Liverpool
• El Barça, obligado a ganar y a marcar dos goles, se juega a una carta el pase a cuartos ante el Liverpool
El Barça camina hoy hacia Anfield muy mal acompañado. El 1-2 de la ida le ha puesto de rodillas, al borde de la condena final, a un paso de despedirse de la Champions y ver rodar por los suelos la corona que tanto le costó conquistar en París. Pero en este incómodo viaje le acompaña también la sensación de que no todo está perdido. Le queda ilusión y esperanza. Le queda el orgullo de campeón.
Es una misión casi imposible, pero el Barça va a jugárselo todo a doble o nada.Necesita un partido perfecto. Necesita defenderse con lo justo pero, sobre todo, necesita atacar. Necesita ganar y marcar como mínimo dos goles. Necesita ser el Barça de Zaragoza, el Barça de hace un año en Stamford Bridge, un Barça que no merezca decir adiós a Europa a estas alturas y revivir el golpe que sufrió el dream team después de Wembley cuando cayó a los pocos meses en aquella triste noche ante el CSKA de Moscú.
Ahora, ha ido un poco más lejos, pero no demasiado.Etoo reaparece en EuropaEn el exigente equilibrio entre defender y atacar, el equipo tendrá una baza que Rijkaard no jugó en la ida, en un exceso de prudencia. Samuel Etoo vuelve a la Champions, un motivo más para que el equipo no baje los brazos. Podría tener más motivos para creer que todo es posible, después de haber tomado carrerilla con la remontada en la Copa y tener en la mano pegar un acelerón en Sevilla.
Podría haber dado un golpe que le hubiera permitido marcar distancias en la Liga --sino dejarla medio sentenciada, con cinco puntos de ventaja sobre el Sevilla-- y, de paso, mirar a Anfield sin una pizca de miedo, sintiéndose que es capaz de cualquier cosa.Pero ese guión se torció de mala manera cuando más encaminado estaba.
Cuando Ronaldinho se plantó en el punto de penalti y no hizo lo que acostumbra. Después, todo fue cuesta abajo y, de ir embalado, el equipo ha pasado a estar otra vez envuelto por las dudas. Las de siempre, las que no han dejado de acompañarle en toda la temporada y que tanto daño le hicieron en la ida. Como en Sevilla, el Barça empezó ganando y acabó derrotado.Pero en la Liga hay tiempo para recuperarse. Quedan 13 jornadas, 39 puntos en juego, mucha pelea por delante.
El lamento, eso sí, es inevitable. "Teníamos la posibilidad de dar un golpe muy fuerte, pero aún lo podemos arreglar. Hemos de aprender de los errores", reconoció ayer Xavi, que con Iniesta forma una pareja intocable.
Nadie está a su altura. En Anfield, se les unirá Deco. Es la novedad en la lista junto con Thuram. Rijkaard les reservó en Sevilla, un signo de que mañana cuenta con ellos. La cuestión es dónde. La cuestión es si repetirá el 3-4-3, el dibujo que propició la gesta en La Romareda y que repitió inicialmente en el Sánchez Pizjuán.
Nadie lo sabe. A Rijkaard le gusta esconder las cartas incluso a los suyos, un juego que explotará aún más para complicarle la vida a Benítez, encerrado como debe estar en su laboratorio despellejando al rival. En el Camp Nou, lo hizo a conciencia y en cada paso que dio le ganó la partida al holandés. Mañana, Rijkaard y el Barça tienen otra oportunidad. La última.
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