Una Copa tranquila
• Dos goles de Saviola acaban con un débil Alavés y encarrilan el pase del Barça a cuartos de final
Emilio Pérez De Rozas/ El Periódico de Catalunya/Vitoria
ALAVÉS 0 - 2 BARCELONA
ALAVÉS 0 - 2 BARCELONA
El partido Alavés-Barça de Copa de anoche fue tal y como ustedes se lo imaginaban.
Un partido poco vistoso, más parecido a uno de esos que protagonizan solteros contra casados que al duelo de ida de los octavos de final de la Copa del Rey.
Más similar a un partidillo de entrenamiento de mitad de campo, a lo ancho del terreno de juego, unos con peto naranja y otros con peto a rayas.
El típico choque que no quería ni Frank Rijkaard, más pendiente de engrasar la maquinaria de cara al derbi del sábado en Montjuïc, ni Fabricio González Fabri, el último capricho de Dmitri Piterman en el banquillo del Alavés, que bastante tiene con averiguar dónde se ha metido.
El encuentro, un sorbo tranquilo de Copa, lo ganó el Barça por 0-2 con goles del Pibito Saviola.
Aunque Rijkaard no hubiese querido ganar, lo cierto es que era imposible que los barcelonistas abandonasen Mendizorroza sin haber sabido o podido resolver la eliminatoria. Jugaron todos los que tenían que jugar a excepción de Gudjohnsen y Víctor Valdés, pues había llegado la hora de Jorquera y el Conejo Saviola. Delante, un Alavés de circunstancias, más preocupado por pasar desapercibido, por sufrir la menor goleada posible y, sobre todo, por cerrar el trámite cuanto antes.
REGALAR EL BALÓN
Desde el primer momento se vio, se supo, se comprobó que los locales, apoyados solo con la presencia de 6.027 espectadores, iban a regalar la pelota. Bueno, más que regalarla, es que no podían retenerla.
Todo lo que ocurrió anoche en Vitoria fue muy light, desde el comportamiento de las estrellas azulgranas (todos son ricos, todos) hasta el discreto, aunque efectivo, juego que desplegó el campeón de Europa.
El Barça dio la sensación de haber viajado a Mendizorroza a dejar pasar el tiempo y ninguno de los teóricos suplentes, que debían de provocar el cosquilleo de duda en la mente de Rijkaard para ver si cuenta con ellos el sábado, se ganaron esa posibilidad, especialmente Santi Ezquerro (¡falló un cabezazo a puerta vacía en el minuto 48!), ya que Saviola, al menos, conectó dos eficaces remates con los que cumplió a las mil maravillas con su cometido.
Al margen de los goles, hubo ocasiones, sí, pero del nivel que hay en un choque amistoso entre solteros y casados o el dulcificado choque de entrenamiento.
Que si una faltita de Xavi alta (minuto 6), que si otra detenida por Ardouin (8), que si un disparo alto de Saviola (25), que si otro churro del Conejo tras internada de Giuly (35), que si una falta de Sylvinho a las nubes, que si un punterazo de Iniesta (56), que si un buen disparo de Gio detenido por Ardouin (60), un disparo al travesaño de Motta (88) y otro paradón a chut de Gudjohnsen (90). E, incluso, hasta algún susto ante Jorquera, por ejemplo, de Aloisi (19) y, también, la que sería la mejor ocasión local, tras un error de Puyol, que le dejó un remate fácil a De Lucas (38), que lanzó a la grada.
A medida que transcurría el partido, el Barça dio la sensación de querer asegurarse la taquilla del Camp Nou (absurdo, pues el partido del martes es gratis), desperdiciando de nuevo (ya lo hicieron en Getafe) otra ocasión ideal para demostrar que pueden agradar y ganar sin Ronaldinho, Deco, Etoo y Messi.
Eso sí, el partido sirvió, al menos, para continuar la puesta a punto de un diésel tan filigranero como Xavi, que se adueñó del balón, del partido, del encuentro y orquestó la nana con la que los barcelonistas durmieron a los alaveses, que incluso tuvieron la mala suerte (incomprensible en un partido como estos, de guante blanco) de acabar con 10 por expulsión de Coromina.
NADA QUE VER CON EL 78
Esta eliminatoria hubiese sido interesante si hubiera sido a partido único.
Lo peor está por llegar, pues aún quedan 90 minutos que jugar en un desértico Camp Nou. Nada que ver, claro, con aquel 1-0 de 1978 cuando, en un Mendizorroza repleto, con 25.000 apasionados espectadores, el Alavés ganó (luego perdería en Barcelona por 2-0) y le complicó las cosas a Neeskens y compañía.
El Barça no tiene nada que temer.
Puede estar la mar de tranquilo. El pase a cuartos está en el bolsillo.
0 Comments:
Publica un comentari a l'entrada
<< Home