Barcelona 3 - Villarreal 3
Llorente pospone el alirón del Barcelona
Tras la derrota del Real Madrid ante el Valencia y con el permiso del Villarreal, todo estaba preparado en el Camp Nou para festejar el decimonoveno título de Liga del Barcelona. La victoria ante el conjunto de Pellegrini, que se jugaba seguir aspirando a la Champions, servía al equipo culé para sumar el primero de los tres títulos a los que aspira en esta memorable temporada. Un Camp Nou con lleno absoluto y ambiente de gala quería contrarrestrar el cansancio acumulado por los de Guardiola tras el esfuerzo realizado ante el Chelsea. Guardiola se olvidó de las rotaciones y salió con todo para finiquitar la Liga ante el submarino. Henry, Cazorla y Senna, todos lesionados, fueron las ausencias de la gran cita.
El encuentro comenzó con un dominio total y absoluto del Barcelona ante un Villarreal que, lejos de intentar trenzar alguna jugada elaborada, se limitó en los primeros minutos a alejar el balón lo máximo posible de su portería. El conjunto culé fue fiel a su estilo. La jerarquía en defensa de Piqué, que salía con el balón jugado desde atrás con la intención de crear superioridad en la medular, la fantasia de Iniesta y el juego eléctrico de Etoo y Messi situaron al Barcelona desde el pitido inicial como único dueño del balón y del juego. Todo esto le brindó al conjunto catalán dos claras oportunidades de gol en los primeros diez minutos del choque, pero Etoo y Xavi estuvieron faltos de puntería. A la tercera fue la vencida. Un disparo de Keita, que desvió Gonzalo, y acabó en las redes de Diego López, sirvió a la parroquia blaugrana para descorchar la primera botella de champán.
Apabullante es, sin duda, la palabra que define el dominio local durante la primera mitad del partido, ante un rival muy espeso y falto de ideas en las inmediaciones del área de Valdés. Tras el gol, los de Pellegrini incorporaron más efectivos al ataque, lo que otorgó al Barcelona la posibilidad de salir a la contra con espacios en cada recuperación de balón. Llorente lograba la igualada mediada la primera mitad tras la única jugada bien trenzada por los de Pellegrini. Valdés, que se está reivindicando durante los últimos encuentros, volvió a lucirse hoy con paradas de mérito, como la que realizó tras un cabezazo a bocajarro de Rossi con el empate a uno en el marcador.
El bajón de intensidad en el juego que sufrieron los locales en el tramo final del primer acto responde quizá, aunque Guardiola no llegue a reconocerlo, a la cercanía de la final de Copa del Rey ante el Athletic del próximo miércoles. Pero aún así, a medio gas, este equipo con mayúsculas fue capaz de irse al descanso con el partido casi sentenciado. Una nueva muestra de calidad y pillería de Andrés Iniesta puso en bandeja el segundo al camerunés Etoo y un excelente disparo de falta de Alves, que sorprendió a Diego López, llevaron la fiesta y el jolgorio a las gradas del Camp Nou, conscientes de que la primera hoja del soñado trebol estaba en el bolsillo. Merece una mención aparte el que fue el mejor jugador del encuentro, Andrés Iniesta. El centrocampista manchego es capaz de convertir en oro cada balón que llega a sus pies y es capaz de arrancar los aplausos del estadio donde esté, sea el Camp Nou o incluso el Santiago Bernabéu.
Tras el intermedio, el partido siguió con el dominio barcelonista, muy ordenado sobre el campo, sin imprecisión alguna y con llegadas de peligro al área rival. Pero todo esto se colocó en un segundo plano para ceder el protagonismo a la fiesta que se vivía en las gradas, donde la parroquia local hacía la ola a grito de ¡campeones!, coreaba los nombres de cada uno de los jugadores blaugranas. Se sabían campeones y la muestra más clara fue ver como el francés Henry, lesionado y fuera de la convocatoria, se ponía el chandal del equipo para saltar al césped a festejar el título blaugrana.
Pero Pellegrini sabía de la importancia de puntuar en el Camp Nou para las aspiraciones europeas de su equipo y no se dio por vencido. El chileno lo siguió intentando hasta el final para arreglar el roto ocasionado en su equipo por los de Pep. Comenzó a mover fichas desde el banquillo y la jugada le salió redonda. A falta de quince minutos para la conclusión, Abidal derribó a Nihat en el área cuando se disponía a rematar y Teixeira señaló el punto de penalti además de expulsar al jugador francés, que se perderá la final de Copa del Rey. Pero lo peor estaba por llegar. Llorente posponía la fiesta culé para otro día con un zurdazo que se coló por la escuadra de la portería de Valdés. El Camp Nou enmudeció y se quedo sin fiesta de celebración.
Los de Guardiola tendrán que esperar un poco más para cantar el alirón y el Villarreal suma un punto que le sabe a gloria respecto a sus aspiraciones europeas.
El encuentro comenzó con un dominio total y absoluto del Barcelona ante un Villarreal que, lejos de intentar trenzar alguna jugada elaborada, se limitó en los primeros minutos a alejar el balón lo máximo posible de su portería. El conjunto culé fue fiel a su estilo. La jerarquía en defensa de Piqué, que salía con el balón jugado desde atrás con la intención de crear superioridad en la medular, la fantasia de Iniesta y el juego eléctrico de Etoo y Messi situaron al Barcelona desde el pitido inicial como único dueño del balón y del juego. Todo esto le brindó al conjunto catalán dos claras oportunidades de gol en los primeros diez minutos del choque, pero Etoo y Xavi estuvieron faltos de puntería. A la tercera fue la vencida. Un disparo de Keita, que desvió Gonzalo, y acabó en las redes de Diego López, sirvió a la parroquia blaugrana para descorchar la primera botella de champán.
Apabullante es, sin duda, la palabra que define el dominio local durante la primera mitad del partido, ante un rival muy espeso y falto de ideas en las inmediaciones del área de Valdés. Tras el gol, los de Pellegrini incorporaron más efectivos al ataque, lo que otorgó al Barcelona la posibilidad de salir a la contra con espacios en cada recuperación de balón. Llorente lograba la igualada mediada la primera mitad tras la única jugada bien trenzada por los de Pellegrini. Valdés, que se está reivindicando durante los últimos encuentros, volvió a lucirse hoy con paradas de mérito, como la que realizó tras un cabezazo a bocajarro de Rossi con el empate a uno en el marcador.
El bajón de intensidad en el juego que sufrieron los locales en el tramo final del primer acto responde quizá, aunque Guardiola no llegue a reconocerlo, a la cercanía de la final de Copa del Rey ante el Athletic del próximo miércoles. Pero aún así, a medio gas, este equipo con mayúsculas fue capaz de irse al descanso con el partido casi sentenciado. Una nueva muestra de calidad y pillería de Andrés Iniesta puso en bandeja el segundo al camerunés Etoo y un excelente disparo de falta de Alves, que sorprendió a Diego López, llevaron la fiesta y el jolgorio a las gradas del Camp Nou, conscientes de que la primera hoja del soñado trebol estaba en el bolsillo. Merece una mención aparte el que fue el mejor jugador del encuentro, Andrés Iniesta. El centrocampista manchego es capaz de convertir en oro cada balón que llega a sus pies y es capaz de arrancar los aplausos del estadio donde esté, sea el Camp Nou o incluso el Santiago Bernabéu.
Tras el intermedio, el partido siguió con el dominio barcelonista, muy ordenado sobre el campo, sin imprecisión alguna y con llegadas de peligro al área rival. Pero todo esto se colocó en un segundo plano para ceder el protagonismo a la fiesta que se vivía en las gradas, donde la parroquia local hacía la ola a grito de ¡campeones!, coreaba los nombres de cada uno de los jugadores blaugranas. Se sabían campeones y la muestra más clara fue ver como el francés Henry, lesionado y fuera de la convocatoria, se ponía el chandal del equipo para saltar al césped a festejar el título blaugrana.
Pero Pellegrini sabía de la importancia de puntuar en el Camp Nou para las aspiraciones europeas de su equipo y no se dio por vencido. El chileno lo siguió intentando hasta el final para arreglar el roto ocasionado en su equipo por los de Pep. Comenzó a mover fichas desde el banquillo y la jugada le salió redonda. A falta de quince minutos para la conclusión, Abidal derribó a Nihat en el área cuando se disponía a rematar y Teixeira señaló el punto de penalti además de expulsar al jugador francés, que se perderá la final de Copa del Rey. Pero lo peor estaba por llegar. Llorente posponía la fiesta culé para otro día con un zurdazo que se coló por la escuadra de la portería de Valdés. El Camp Nou enmudeció y se quedo sin fiesta de celebración.
Los de Guardiola tendrán que esperar un poco más para cantar el alirón y el Villarreal suma un punto que le sabe a gloria respecto a sus aspiraciones europeas.
0 Comments:
Publica un comentari a l'entrada
<< Home