Penya Barcelonista de Lisboa

dissabte, de novembre 03, 2007

Rijkaard les exige más


Dio un golpe en la mesa en Pucela y ayer volvió a apretar a los jugadores


La alabada paciencia de Frank Rijkaard ha durado 10 jornadas. Como ya sucedió en momentos puntuales de sus anteriores temporadas en el Barça, el técnico holandés ha dado un golpe en la mesa para hacer reaccionar a sus jugadores. Tras el último parón provocado por los compromisos de las selecciones, el equipo azulgrana ha encadenado cuatro partidos bajo mínimos: una derrota en Vila-real (3-1), dos empates en Glasgow (0-0) y Valladolid (1-1) y una victoria apurada sobre el Almería (2-0). El Madrid ha aprovechado el atasco mental del equipo azulgrana para escaparse en la clasificación con cuatro puntos de ventaja. Y por encima del buen juego y de las pobres estadísticas a domicilio, eso es lo que más daño hace.
El entrenamiento de ayer en La Masia posterior al rapapolvo de Rijkaard en Zorrilla se salió de lo habitual. No fue exactamente un castigo, tampoco una paliza física. Pero sí cambió algo. Los entrenamientos posteriores a los partidos suelen ser sólo de recuperación: trote, rondos y estiramientos durante apenas 15 minutos y rumbo a la sala de masajes. Algunos titulares del día anterior, en bastantes ocasiones, ni siquiera pisan el césped para ir directamente al gimnasio o a la camilla.
Ayer, precisamente el día que más se hubiese justificado algo así porque el equipo pernoctó unas pocas horas en Valladolid y fue a La Masia directamente desde el aeropuerto de El Prat, estaban todos como un clavo en el campo. Y tras el trote y los rondos, sorpresa. Rijkaard citó a los jugadores en un círculo y durante apenas un minuto les pidió entrega y concentración en cada segundo de trabajo para aprovechar el poco tiempo disponible entre partido y partido, según reveló luego Rafa Márquez en rueda de prensa.
Acto seguido, Seirul.lo y Roca prepararon un ejercicio inesperado de uno cinco minutos de duración, mezcla de aceleración y resistencia, sin diferenciar entre titulares y suplentes. Fue demasiado breve para ser un castigo, pues 40 minutos después de iniciado el entrenamiento los titulares ya andaban camino del vestuario, pero quizás fue suficiente para hacer ver a los jugadores que el enfado de Valladolid seguía vigente. "Falta sacrificio en el equipo", dijo. Y quiere recuperarlo ya