Así es Henry, SU VIDA, CONTADA EN SPORT
SU VIDA, CONTADA EN SPORT
Así es Henry, el nuevo crack del Barça
Así es Henry, el nuevo crack del Barça
Empezamos una serie en la que se relatará cuál ha sido el camino de Thierry Henry hasta el Barcelona. En este primer capítulo se repasa su infancia y sus inicios
Su destino parecía escrito antes de que un 17 de agosto de 1977 naciera en el hospital maternal de Les Ulis, una localidad ubicada al sur de París de 26.000 habitantes de los cuales un 40% eran inmigrantes. Allí se establecieron sus padres Antoine Henry, natural de Guadalupe, y Maryse Sandia, de Martinica, cuando llegaron a Francia siete años antes en busca de una vida mejor. Thierry Henry fue el primer de los dos hijos que tuvo la pareja. El destino del joven parecía escrito por la pasión de su padre por todos los deportes y por el fútbol en particular.Antoine fue quien le compró la primera pelota, quien le enseñó los primeros pasos, quien le llevó a ver los primeros partidos en el estadio del Racing de París, quien le siguió en todos los partidos que disputó en su infancia, quien le insistió en que fuera profesional y quien más ilusión tiene aún hoy que algún día se convierta en el Balón de oro.Era en un parque de Les Ulis donde Antoine desplegaba su rudo fútbol caracterizado por la agresividad y fue allí donde el pequeño Thierry, a quien el papá le llamaba ‘Titi’, dio sus primeros toques con el balón. Thierry creció en un pequeño apartamento de dos habitaciones con sus padres y su hermano Willy, hoy conductor de metro de París. Las condiciones no fueron fáciles por el crecimiento de unos niños en un entorno difícil y deprimente que Thierry describe así: “Donde crecí solo veía cemento. Altos y largos edificios y muros en los que nosotros jugábamos a fútbol”.Antoine puso todo su empeño en convertir a su hijo en un futbolista profesional y así se lo recordaba en cada momento. Tanto hincapié puso que incluso perdió un trabajo como guardia de seguridad porque llegó dos horas tarde debido a que fue a llevar a su hijo a un partido.Su primer equipo fue en Les Ulis cuando apenas tenía seis años. Entonces ya se empieza a dejar constancia de la calidad de Thierry y del complicado carácter de su padre. “Thierry era todo dulzura pero su padre era muy agresivo”, cuenta Claude Chezelles en la biografía del jugador escrita por Oliver Derbyshire. “No era agresivo en el mal sentido pero estaba claro lo que quería para su hijo”.Y quedó claro cuando le cambió de club a la primera oportunidad que tuvo. Le pasó al Palaseau, un club de mayor rango que el de Les Ulis. Duró una temporada pues a la siguiente pasó al Viry-Châtillon, un club semi profesional con una buena reputación en la formación de jugadores. La razón de este cambio se debió a la separación de sus padres. Thierry quedó bajo la custodia de su madre, telefonista de una residencia de estudiantes, y se fueron a vivir a Orsay.Su padre, pese a la separación, no cesó de alentar a Thierry y de acudir a todos los partidos. En este club, con apenas 13 años de edad, ya despertó el interés de los ojeadores de los grandes clubs de Francia. Arnold Caldeno, del Mónaco, fue a verle en directo en un partido contra el Sucy-en-Brie y quedó sorprendido con el rendimiento del joven Henry. Su equipo se impuso por 6-0 y los seis goles fueron marcados por él. Era solo un encuentro más en una magnífica temporada en la que marcó 77 goles en 26 partidos disputados. Bajo su control, Caldeano le recomendó al centro de formación de la Academia de Clairefontaine, la casa del fútbol francés según Michel Platini. En este centro, en el que ingresó en marzo de 1990, se encontró con jugadores como Nicolas Anelka, William Gallas, Louis Saha, David Trezeguet o Jérome Rothen. El director del centro no quería aceptar a Henry por sus malas notas y sólo se convenció de aceptarle cuando intuyó que iba para crack.En el 93, con 16 años, el Mónaco decide dar por concluida su etapa de formación y le invita a fichar por el club del Principado donde conoce a Arsène Wenger, a quien Henry califica como “un padre espiritual”.
Su primer recuerdo de los bleus
Thierry Henry ha explicado muchas veces que su primer recuerdo de un encuentro de la selección francesa fue el gol de Marius Trésor marcado contra la RFA en Sevilla en las semifinales del Mundial de España’82. Fue el 2-1 para los ‘bleus’, quienes acabaron perdiendo el partido en los penaltys después de acabar el partido 3-3. Henry tenía entonces cinco años.
Thierry Henry ha explicado muchas veces que su primer recuerdo de un encuentro de la selección francesa fue el gol de Marius Trésor marcado contra la RFA en Sevilla en las semifinales del Mundial de España’82. Fue el 2-1 para los ‘bleus’, quienes acabaron perdiendo el partido en los penaltys después de acabar el partido 3-3. Henry tenía entonces cinco años.
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