UN BARÇA SIN ALMA
UN BARÇA SIN ALMA
El equipo de Rijkaard mostró una alarmante falta de actitud y fue superado por el Zaragoza
La vuelta al 3-4-3 no ayudó a un conjunto gris que sólo chutó cuando ya perdía
En el mismo escenario en que el Barça recuperó su autoestima hace apenas un mes, el conjunto de Frank Rijkaard se dejó parte de su crédito como equipo pese a que la clasificación dicte lo contrario. El conjunto de Rijkaard volvió a perder (1-0) en uno de esos partidos grandes y dejó una imagen discreta y hasta en ocasiones desoladora.
Víctor Fernández y su Zaragoza, muy dolidos desde que Rijkaard les sorprendiera en Copa, se tomaron cumplida venganza con una soberbia dirección desde el banquillo y una entrega sin desmayo sobre el césped.
La presión, la tan nombrada presión que tanto Rijkaard como sus jugadores han añorado esta temporada fue otra vez clave en un primer tiempo que terminó sin goles sólo porque el Zaragoza necesita crear infinidad de ocasiones para marcar uno. El técnico azulgrana repitió el 3-4-3 de la Copa, con idéntica alineación (salvo el cambio de portero) e idénticas posiciones. Ronaldinho comenzó de delantero centro y Messi lo hizo por la izquierda. Pero ni existieron.
La puesta en escena era un calco del de la famosa remontada en el torneo del KO. Pero el partido no discurrió igual. Víctor Fernández sí buscó la sorpresa. Colocó a D'Alessandro por la izquierda, a Aimar de mediapunta y dejó que el carril derecho se lo repartieran Diogo y Sergio García. El Barça sufrió mucho por ahí. Apenas pudo crear juego debido a la incesante presión anticipación de los maños y se vio desbordado por momentos. Un centro de Sergio García que D'Alessandro remató desviado y una gran cabalgada de Diogo desde su área que finalizó con un disparo que Valdés desvió con su mano izquierda hicieron temblar a un Barça que sólo asustó con un derechazo de Messi que atajó César. El conjunto azulgrana, desorientado en todos los sentidos, no existió arriba, fundamentalmente porque su centro del campo nunca le tomó la medida al partido y la mejor noticia fue el 0-0 con el que se llegó al descanso.
En el juego de estrategias en que se convirtió el choque, Rijkaard dio entrada a Zambrotta por un Márquez fallón y superado, recuperando el 4-3-3 y confiando en el control de los 'pequeños' El Barça pareció tomar el mando, pero el Zaragoza golpeó. En un despiste defensivo, D'Alessandro puso el balón al primer palo y Diego Milito aprovechó para marcar.
El Barça intentó reaccionar y apretar algo más, pero lo hizo sin carácter ni inspiración. Aun así, , Deco pudo marcar pero César frustró su disparo a bocajarro. De nuevo Rijkaard movió fichas. Entró Gudjohnsen por Giuly, Messi se fue a la derecha y Ronaldinho a la izquierda. Poco más tarde, Gio lo hizo por Oleguer y Zambrotta se fue a la derecha. Los de Rijkaard se hicieron con el mando y disfrutaron de una inmejorable ocasión a 17 minutos del final. Messi remató en la frontal del área, César se lució y Gudjohnsen envió el rechace fuera incomprensiblemente.
Si excesivas ideas, el Barça se volcó sobre el área maña y los 'blanquillos', físicamente tocados, lo fiaron todo a la contra. Víctor apostó por jugadores más potentes para aguantar el resultado y lo consiguió gracias a la actitud de sus hombres y también a la inoperancia de un Barça que volvió a fallar en otra de sus citas importantes. Fue, de nuevo, un Barça sin alma
El equipo de Rijkaard mostró una alarmante falta de actitud y fue superado por el Zaragoza
La vuelta al 3-4-3 no ayudó a un conjunto gris que sólo chutó cuando ya perdía
En el mismo escenario en que el Barça recuperó su autoestima hace apenas un mes, el conjunto de Frank Rijkaard se dejó parte de su crédito como equipo pese a que la clasificación dicte lo contrario. El conjunto de Rijkaard volvió a perder (1-0) en uno de esos partidos grandes y dejó una imagen discreta y hasta en ocasiones desoladora.
Víctor Fernández y su Zaragoza, muy dolidos desde que Rijkaard les sorprendiera en Copa, se tomaron cumplida venganza con una soberbia dirección desde el banquillo y una entrega sin desmayo sobre el césped.
La presión, la tan nombrada presión que tanto Rijkaard como sus jugadores han añorado esta temporada fue otra vez clave en un primer tiempo que terminó sin goles sólo porque el Zaragoza necesita crear infinidad de ocasiones para marcar uno. El técnico azulgrana repitió el 3-4-3 de la Copa, con idéntica alineación (salvo el cambio de portero) e idénticas posiciones. Ronaldinho comenzó de delantero centro y Messi lo hizo por la izquierda. Pero ni existieron.
La puesta en escena era un calco del de la famosa remontada en el torneo del KO. Pero el partido no discurrió igual. Víctor Fernández sí buscó la sorpresa. Colocó a D'Alessandro por la izquierda, a Aimar de mediapunta y dejó que el carril derecho se lo repartieran Diogo y Sergio García. El Barça sufrió mucho por ahí. Apenas pudo crear juego debido a la incesante presión anticipación de los maños y se vio desbordado por momentos. Un centro de Sergio García que D'Alessandro remató desviado y una gran cabalgada de Diogo desde su área que finalizó con un disparo que Valdés desvió con su mano izquierda hicieron temblar a un Barça que sólo asustó con un derechazo de Messi que atajó César. El conjunto azulgrana, desorientado en todos los sentidos, no existió arriba, fundamentalmente porque su centro del campo nunca le tomó la medida al partido y la mejor noticia fue el 0-0 con el que se llegó al descanso.
En el juego de estrategias en que se convirtió el choque, Rijkaard dio entrada a Zambrotta por un Márquez fallón y superado, recuperando el 4-3-3 y confiando en el control de los 'pequeños' El Barça pareció tomar el mando, pero el Zaragoza golpeó. En un despiste defensivo, D'Alessandro puso el balón al primer palo y Diego Milito aprovechó para marcar.
El Barça intentó reaccionar y apretar algo más, pero lo hizo sin carácter ni inspiración. Aun así, , Deco pudo marcar pero César frustró su disparo a bocajarro. De nuevo Rijkaard movió fichas. Entró Gudjohnsen por Giuly, Messi se fue a la derecha y Ronaldinho a la izquierda. Poco más tarde, Gio lo hizo por Oleguer y Zambrotta se fue a la derecha. Los de Rijkaard se hicieron con el mando y disfrutaron de una inmejorable ocasión a 17 minutos del final. Messi remató en la frontal del área, César se lució y Gudjohnsen envió el rechace fuera incomprensiblemente.
Si excesivas ideas, el Barça se volcó sobre el área maña y los 'blanquillos', físicamente tocados, lo fiaron todo a la contra. Víctor apostó por jugadores más potentes para aguantar el resultado y lo consiguió gracias a la actitud de sus hombres y también a la inoperancia de un Barça que volvió a fallar en otra de sus citas importantes. Fue, de nuevo, un Barça sin alma
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