Penya Barcelonista de Lisboa

divendres, d’abril 20, 2007

LA OCTAVA MARAVILLA DEL MUNDO


La obra de arte de Leo Messi tuvo un impacto mundial en el día después: todos se rinden al sucesor de Maradona
El barcelonista, humilde y modesto, aseguró que nunca pensó en copiar el gol logrado por su compatriota en 1986

Durmió bien. Lo dice con una tranquilidad reflejada en su rostro que no deja lugar lugar a la duda. Durmió bien. Mientras su gol daba la vuelta al mundo, Leo Messi conciliaba el sueño ajeno a lo que estaba sucediendo ahí fuera, en el universo: un boca a boca sin límites.
Fue una tertulia mundial en todas las lenguas del mundo sobre la jugada en la que confirmó lo que muchos intuían: es el sucesor de Diego Armando Maradona. Para demostrarlo calcó ante el Getafe la mítica obra de arte de su compatriota en el Mundial de México-86. Las imágenes corrieron por Internet, rebotaron de cadena de televisión en cadena de televisión, los periódicos ofrecieron la secuencia fotográfica de la acción, las radios repitieron una y otra vez la narración del gol... Cuando Messi despertó ayer por la mañana para acudir al entrenamiento, la hazaña ya no era suya: era de todos. La gente acudió al puesto de trabajo explicando los regates como si fueran propios: el que no vio la jugada, quedaba en evidencia. No estaba al día. No había visto la octava maravilla del mundo.
En los vestuarios de los equipos de fútbol no se habló de otra cosa. En algunos, como en el del Atlético de Madrid, se improvisó una sesión de video que acabó en ovación. Hasta Valentino Rossi cambió la moto por el balón por un día para rendirse a Leo. Y él, sin inmutarse, más bien sonrojándose. El mundo del fútbol puede estar tranquilo. No cambiará, tiene los pies en el suelo. Es un buen chaval y la humildad es su bandera.
Llegó al entrenamiento dialogando con Ronaldinho, amigo y maestro, a quien le hubiera gustado ser el primero en abrazarle tras su gesta. Tendrá más oportunidades. Luego se ejercitó con suavidad antes de cumplir con el compromiso con el que más sufre: la atención a los medios de comunicación. Messi prefiere encarar a 6 defensas enfadados antes que afrontar 30 preguntas en una rueda de prensa en la sala de prensa del Camp Nou y de posar para los fotógrafos en el césped con su réplica en cartón. “Si lo sé no lo marco”. No lo dijo, pero quien sabe si lo pensó... Ayer fueron más preguntas de las habituales, pues la cadena árabe de TV Al Jazeera le entrevistó después en el césped del Estadi. Tuvieron suerte. Tenían la cita programada para ayer desde hace meses. El gol a lo Maradona les llovió del cielo.
“Cuando vi por primera vez el gol de Diego me sorprendió la facilidad con la que iba superando rivales”, recuerda Leo Messi, que nació un año después de aquel gol. Ayer aclaró que en ningún momento pensó en repetirlo en el transcurso de la jugada: “Nunca pensé en eso, sólo pensé en ir hacia adelante, en buscar la portería y hacer el gol, pero en ningún momento pensé en hacer la jugada de Maradona”. Tampoco le dio una importancia especial a esos 12 segundos históricos. “No paré a pensar lo que significa el gol. Sé que lo comparan con el de Diego, pero yo estoy al margen de eso, sólo tengo que seguir aprendiendo. El gol salió así, yo me dedico a jugar y al acabar la jugada sólo pensé en festejarlo”, apuntó sin falsa modestia. Ni siquiera se atreve a colocarlo entre los mejores de la historia del Barça en el concurso de Mundo Deportivo: “En la historia del Barça han habido muchos goles bonitos e importantes, como algunos de Ronaldinho y Eto'o”.
A Messi se le iluminó la cara al recordar lo que le dijeron algunos compañeros en el vestuario: “Deco me dijo que mi gol era mejor que el de Diego y Xavi bromeó porque dice que nadie dirá nada de él aunque me dio el pase. ¿Ronnie? Me ha dicho que fue un golazo”.
“Yo no siento ningún tipo de presión, voy a seguir jugando y divirtiéndome como hice siempre”, aseguró. El espectáculo sólo acaba de empezar