Hristo Superstar
Hristo Superstar
Se desata la euforia en Vigo, donde “nunca en la vida” hubo 300 personas para un entrenamiento que incluyó rondos y las risas como terapia
Sergi Solé / VIGO
Un generalizado “¡ooooh!” se oyó en la pequeña grada del campo de entrenamiento del Celta en A Madroa cuando Hristo Stoichkov coló ayer un balón por la escuadra. “Nunca en la vida hubo una expectación así, ni el año que jugamos la Champions”, afirmaba uno de los 300 seguidores que vieron la sesión con un Stoichkov en estado puro. Con el búlgaro, el Celta quiere olvidar la peor racha de su historia en casa (11 partidos ligueros sin ganar). Las previsiones para el derbi apuntan a una entrada superior a los casi 22.000 espectadores que vieron al Real Madrid hace dos semanas.
Hristo quiere dejar huella en el Celta sin alejarse de su estilo. El mismo con el que puso firmes a los jugadores en el primer entrenamiento con dos caños en el rondo. La tristeza ha desaparecido de la plantilla. Incluso las nubes han desaparecido de Vigo toda la semana desde su aterrizaje. Como prueba, las carcajadas de la plantilla tras una broma de Pablo García al iniciarse la sesión con Stoichkov delante. El búlgaro, con la misma sudadera que los jugadores, es uno más. Calentó y corrió al mismo ritmo que la plantilla y después se sumó a los rondos. Sólo estuvo dos veces en medio y apenas diez segundos. En la tanda de chuts, dejó claro que quien tiene retiene y, sin decir una palabra más alta que la otra, la tensión sube. Si el mister mete un golazo, los delanteros, mucho más jóvenes que él, no pueden fallar. Hasta el meta Pinto se atrevió después con una parada de escorpión.
Hristo no ha cambiado. Ganador como siempre, conserva los andares de su época de futbolista y se ha hecho imprimir en su ropa de entrenamiento un '8' en el pecho. Genio y figura, sigue pensando como un jugador y las camisetas oficiales con su nombre salieron ayer a la venta en la tienda del club. “¡Eso es!”, le gritó tras un gol a Baiano, que recordaba ayer a MD cómo veía desde Brasil los tantos que metía su actual técnico con Romario: “Es fantástico cómo chuta a su edad y además no crea distancia con el jugador”. Su compatriota Nené lo suscribió: “Es un honor que me entrene”.
Informes, sí; vídeos, no
Pulido en la 'escuela Cruyff', Hristo no quiere atiborrar de información a sus pupilos ni presionarles demasiado. “Johan ni nos pasaba informes ni nos ponía vídeos. Yo ya he visto imágenes del Depor pero a la plantilla no les pondré ante la tele. Yo me dormía con los vídeos. Sólo se los pondré de nuestros partidos para corregir errores pero no de los equipos rivales”, comenta el búlgaro, que ayer sí entregó un informe detallado del Depor a cada jugador: “Lo pueden leer en casa sin querer y en el hotel. Es muy sencillo y claro y si no lo entienden es porque no quieren”. Hoy, tras la sesión a puerta cerrada, anunciará el equipo, los concentrará en el hotel y empezará la cuenta atrás. “Si alguien filtra a la prensa el once y luego perdemos, que sepa que nos jugamos el descenso. Allá él”, avisa. El compromiso debe ser total.
Nada de tatuajes
Tampoco quiere oír hablar de broncas en público: “Johan no me gritó ni una vez en el entrenamiento. Delante de todo el mundo es muy fácil humillar una persona y al final vas a depender de él. Por eso, si hay que hacerlo es en el vestuario. Quienes más me reprendían eran Ángel Vilda y Tonny Brunis Slot”. El primero, preparador físico del Dream Team, trabaja ahora en la selección española femenina. El lunes hablará con él para que se sume a un proyecto que ya tiene al ex azulgrana Covelo como preparador de porteros. No quiere tonterías. “Pelé, Cruyff y Laudrup no llevaban tatuajes”, recuerda el director del FC Hristo Stoichkov, con sede en Vilafranca del Penedès y que está a punto de cerrar convenios con escuelas de fútbol base de Estados Unidos.
“¡Vamos Hristo, a por ellos y Visca el Barça!”, le gritan desde los coches mientras pasea por Vigo. Un colegio de A Fonsagrada llegó a variar ayer la ruta de su excursión para verlo, mientras el búlgaro Nikolay Nikolov, acompañado de su hijo Krasen, madrugó pese a trabajar en turno de noche desde hace seis años en la Citroën para ver a su ídolo. Quién le diría la semana pasada que podría conocerle. Balaídos no ha olvidado sus golazos, como la vaselina a Cañizares en 1994. Ahora espera que ese carácter ganador salve al Celta
Se desata la euforia en Vigo, donde “nunca en la vida” hubo 300 personas para un entrenamiento que incluyó rondos y las risas como terapia
Sergi Solé / VIGO
Un generalizado “¡ooooh!” se oyó en la pequeña grada del campo de entrenamiento del Celta en A Madroa cuando Hristo Stoichkov coló ayer un balón por la escuadra. “Nunca en la vida hubo una expectación así, ni el año que jugamos la Champions”, afirmaba uno de los 300 seguidores que vieron la sesión con un Stoichkov en estado puro. Con el búlgaro, el Celta quiere olvidar la peor racha de su historia en casa (11 partidos ligueros sin ganar). Las previsiones para el derbi apuntan a una entrada superior a los casi 22.000 espectadores que vieron al Real Madrid hace dos semanas.
Hristo quiere dejar huella en el Celta sin alejarse de su estilo. El mismo con el que puso firmes a los jugadores en el primer entrenamiento con dos caños en el rondo. La tristeza ha desaparecido de la plantilla. Incluso las nubes han desaparecido de Vigo toda la semana desde su aterrizaje. Como prueba, las carcajadas de la plantilla tras una broma de Pablo García al iniciarse la sesión con Stoichkov delante. El búlgaro, con la misma sudadera que los jugadores, es uno más. Calentó y corrió al mismo ritmo que la plantilla y después se sumó a los rondos. Sólo estuvo dos veces en medio y apenas diez segundos. En la tanda de chuts, dejó claro que quien tiene retiene y, sin decir una palabra más alta que la otra, la tensión sube. Si el mister mete un golazo, los delanteros, mucho más jóvenes que él, no pueden fallar. Hasta el meta Pinto se atrevió después con una parada de escorpión.
Hristo no ha cambiado. Ganador como siempre, conserva los andares de su época de futbolista y se ha hecho imprimir en su ropa de entrenamiento un '8' en el pecho. Genio y figura, sigue pensando como un jugador y las camisetas oficiales con su nombre salieron ayer a la venta en la tienda del club. “¡Eso es!”, le gritó tras un gol a Baiano, que recordaba ayer a MD cómo veía desde Brasil los tantos que metía su actual técnico con Romario: “Es fantástico cómo chuta a su edad y además no crea distancia con el jugador”. Su compatriota Nené lo suscribió: “Es un honor que me entrene”.
Informes, sí; vídeos, no
Pulido en la 'escuela Cruyff', Hristo no quiere atiborrar de información a sus pupilos ni presionarles demasiado. “Johan ni nos pasaba informes ni nos ponía vídeos. Yo ya he visto imágenes del Depor pero a la plantilla no les pondré ante la tele. Yo me dormía con los vídeos. Sólo se los pondré de nuestros partidos para corregir errores pero no de los equipos rivales”, comenta el búlgaro, que ayer sí entregó un informe detallado del Depor a cada jugador: “Lo pueden leer en casa sin querer y en el hotel. Es muy sencillo y claro y si no lo entienden es porque no quieren”. Hoy, tras la sesión a puerta cerrada, anunciará el equipo, los concentrará en el hotel y empezará la cuenta atrás. “Si alguien filtra a la prensa el once y luego perdemos, que sepa que nos jugamos el descenso. Allá él”, avisa. El compromiso debe ser total.
Nada de tatuajes
Tampoco quiere oír hablar de broncas en público: “Johan no me gritó ni una vez en el entrenamiento. Delante de todo el mundo es muy fácil humillar una persona y al final vas a depender de él. Por eso, si hay que hacerlo es en el vestuario. Quienes más me reprendían eran Ángel Vilda y Tonny Brunis Slot”. El primero, preparador físico del Dream Team, trabaja ahora en la selección española femenina. El lunes hablará con él para que se sume a un proyecto que ya tiene al ex azulgrana Covelo como preparador de porteros. No quiere tonterías. “Pelé, Cruyff y Laudrup no llevaban tatuajes”, recuerda el director del FC Hristo Stoichkov, con sede en Vilafranca del Penedès y que está a punto de cerrar convenios con escuelas de fútbol base de Estados Unidos.
“¡Vamos Hristo, a por ellos y Visca el Barça!”, le gritan desde los coches mientras pasea por Vigo. Un colegio de A Fonsagrada llegó a variar ayer la ruta de su excursión para verlo, mientras el búlgaro Nikolay Nikolov, acompañado de su hijo Krasen, madrugó pese a trabajar en turno de noche desde hace seis años en la Citroën para ver a su ídolo. Quién le diría la semana pasada que podría conocerle. Balaídos no ha olvidado sus golazos, como la vaselina a Cañizares en 1994. Ahora espera que ese carácter ganador salve al Celta
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