Penya Barcelonista de Lisboa

diumenge, de desembre 03, 2006

De espaldas a la Liga


De espaldas a la Liga
• El líder acabó empatando por querer defender un golazo de Deco y tener la cabeza en la Champions


Joan Domenech - El Periódico de Catalunya - València

1 - LEVANTE 1 - BARCELONA
Confiado en su superioridad, con un excesivo afán especulador y con la cabeza metida en el partido del martes, el Barça dejó escapar del campo del Levante dos de los tres puntos que tenía en el zurrón, un resultado que hoy puede costarle el liderato si el Sevilla gana en Montjuïc. El ahorro energético que estaba realizando el equipo para poder batir al Werder Bremen lo pagó con el empate, incapaz de contener la fuerza y la mayor ambición del once local, que empujó y empujó hasta obligarle a desempeñar una papel que desdeña, como es defender.
El 1-1 obedeció tanto a la actitud de los jugadores como al intervencionismo de los entrenadores. López Caro fue colocando delanteros en el campo en la segunda mitad en la misma medida que Rijkaard iba acumulando defensas (entraron Zambrotta y Oleguer), hasta el punto que Belletti acabó de extremo derecho.
También el entrenador holandés creyó demasiado pronto que la victoria, gracias a un golazo de Deco que se disfrazó de Ronaldinho en la ejecución de la falta, no se escaparía. Una vez más se cumplió la teoría no escrita de que la acumulación de zagueros no implica una mejor defensa. Los dos equipos encajaron los goles cuando tenían más gente en su propia área.
GRAVE DESCUIDO
El empate de Álvaro, el central granota, se materializó casi sobre la línea de gol. Al rechace de Valdés en una falta acudieron tres jugadores del Levante (Alexis, Nino y el mencionado Álvaro) por ninguno del Barça, en un despiste colectivo inadmisible y que recibió el merecido castigo del gol, al mismo tiempo que compensaba la ambición que mostraba entonces el Levante.
El conjunto valenciano, que compareció en el campo entregado, muy pasivo, con un indisimulable complejo de inferioridad, peleó hasta recuperar el botín que le estaba robando el Barça. No pretendía más que un punto.
Era lo que buscaba. Ese equipo, ante el campeón, no podía aspirar a más. Y la prueba está en que el público celebró el final como si hubiera disfrutado con una goleada.En ningún momento el Barça ocultó tampoco la incomodidad del compromiso de anoche cuando espera la llegada de Werder Bremen.
El equipo alemán anduvo más aplicado, al resolver con solvencia la visita del Hertha de Berlín. Lo hacía en casa, y eso debió ayudarle. También jugaron con todos sus titulares. Sin reservarse. Nada que ver con el Barça, que dejó en casa a Ronaldinho y que, tras el 0-1, se quedó sinGiuly y sin Deco, en un claro gesto de Rijkaard de no correr riesgos. No fueron esos los únicos inconvenientes.
Los azulgranas también acusaron el jugar en un campo muy irregular, tupido de césped en una de las áreas y con evidente alopecia de hierba en la otra. Pero ni eso puede servir de excusa al empate. Ni la ausencia de Ronaldinho, por más que la capacidad desequilibrante del brasileño sea incuestionable. Deco se disfrazó de Ronaldinho al transformar magistralmente una falta.
FALTA DE TEMPLE
Ese gol, en el fondo, fue un espejismo. Ocultó por ejemplo, que Valdés había evitado dos veces que el Levante se adelantara con una salida y una buena parada.
La aportación del portero era crucial si se consumaba el triunfo y fue crucial para impedir la derrota azulgrana, pero el pobre no pudo evitar que el Levante acabara neutralizando el tanto de Deco.
Aunque el Barça se puso las pilas en el tramo final, le faltó tiempo y temple para marcar otro gol, aunque fuera de jugada. Es cierto que entre el palo y Molina lo evitaron, pero el campeón solo remató dos veces. Había desperdiciado muchos minutos limitándose a conservar el balón, con demasiados centrocampistas.
Rijkaard subsanó la baja de Ronaldinho dando entrada a Xavi y desplazando a Iniesta al extremo izquierdo, donde se alternó con Deco. Ni siquiera ayer fue titular Santi Ezquerro, que recibió una bofetada a su autoestima futbolística.
SIN AMPLITUD DE MIRAS
Lo que ganó en creatividad el Barça en el centro del campo lo perdió en profundidad e intimidación. Entregado a una sucesión de pases al pie, careció de amplitud de miras. Nadie oteó hacia adelante para detectar algún desmarque imposible de Giuly o Gudjohnsen, con tres defensas vigilándoles. El juego fue un monólogo del Barça, que acabó aburrido de sí mismo y medio dormido.