Messi: "En este equipo todos vamos en el mismo barco"
Hace dos años, sólo dos, Leo Messi era una simple promesa. Diría más, un chico de diecisiete años con cuerpo de niño. Durante todo este tiempo transcurrido, la vida le ha cambiado tanto que echa la vista atrás y casi no se reconoce: “¿Lo dice de forma metafórica, verdad?”, me pregunta Leo mientras nos dirigimos hacia el Canal Olímpic de Castelldefels, escenario de nuestro reportaje. Y Messi, tímido, como siempre, se explica: “Una persona nunca debe olvidarse de sus raíces, de sus orígenes, de dónde viene, porque perder eso sería un signo de prepotencia”. Bien dicho.
Reconocerá, sin embargo, que hace dos años, cuando debutó con el primer equipo, no soñaba con estar donde está hoy...
Ni por asomo. Todo ha pasado muy deprisa, de forma vertiginosa. He logrado en este tiempo tan corto mucho más de lo que jamás soñé. Yo me conformaba con jugar un ratito en el primer equipo. Después en quedarme con los grandes, ir convocado de vez en cuando mientras estaba en el Barça B... Pero aquel Gamper, ante la Juventus, lo cambió todo.
Así fue. De la noche al día. Y llegados a este punto querría agradecerle públicamente a Frank Rijkaard, y a todo el cuerpo técnico del primer equipo y del fútbol base azulgrana, así como al director deportivo Txiki Begiristain, la enorme confianza que depositaron en mí. Yo le debo mucho a mucha gente, pero Rijkaard siempre será especial. Se la jugó por mí. Fue valiente. Usted no le falló.
Hubiera sido un pecado desaprovechar las ocasiones que me brindó. No me lo hubiera perdonado nunca.
De todos modos no todo fue un camino de rosas...
¡Ah, claro que no! Lo pasé muy mal con todo aquel tema de la prohibición. Nunca entendí que habiendo jugado varios partidos la temporada anterior en esa no me permitieran hacerlo. Bueno, aquello ya es historia, aunque debo reconocer que me fortaleció mucho. ¿Sí?
Claro, porque para un chico joven, que no entiende de muchas cosas, de golpe aprende que el mundo del fútbol profesional no es tan idílico, que también tiene su lado oscuro. Y ganó...
No me hundí, no. Al revés, aquello me sirvió para hacerme más fuerte y para tener más motivación.
Sólo tiene diecinueve años y ya ha ganado dos Ligas y una Copa de Europa. Ufff...
Soy muy joven y consciente de que la inmensa mayoría de jugadores del mundo aún no pueden ser profesionales a mi edad. Eso lo tengo muy claro, por eso le digo que mi motivación sigue intacta. Como mi ambición. Aún me quedan muchísimas cosas por ganar porque, como aquel que dice, acabo de empezar. No pienso dormirme en los laureles, desde luego. Además, uno jamás se cansa de ganar, ¿no?
Exacto. Y menos siendo jugador del Barça. He tenido la gran suerte de coincidir en el tiempo con una plantilla extraordinaria, con un Barça histórico. Debe ser una gozada jugar en este equipo...
No se equivoca. Rijkaard ha creado un estilo de juego con el que los jugadores nos identificamos plenamente. Una filosofía de fútbol que, creo, nos identifica. Ganar jugando bien...
Así es. Ganar es lo más importante, pero si encima ofreces espectáculo... Eso no siempre es posible.
Es verdad, por eso esta plantilla es tan buena, porque además de calidad tiene oficio. ¿Qué sintió la primera vez que compartió campo con Ronaldinho?
Ronnie es una maravilla. Desde fuera es un espectáculo, pero dentro es...¿cómo lo diría? arte puro. Eso es, arte puro. A él le debo mucho porque siempre me ha apoyado, como el resto de mis compañeros. De él he aprendido mucho sólo con verle entrenarse. Hay gente que tiene miedo a que tanto éxito, tanta loanza, haga que bajen la guardia...
Que la afición no tenga miedo, porque si bien es cierto que ya hemos hecho historia, nuestra ambición no tiene límites. Queremos ganarlo todo nuevamente. La Liga, la Champions, la Intercontinental, todo...
Eso es muy difícil, Leo...
Ahí está nuestro reto. Nosotros tenemos que marcarnos nuevos objetivos, conseguir lo más difícil. Sabemos que es muy complicado, pero no imposible si trabajamos con humildad y mucha confianza en nosotros mismos. Una de las grandezas de esta plantilla es que todos vamos en el mismo barco. Todos remamos en la misma dirección.
Sin Eto’o...
Ha sido un golpe muy duro, porque Samuel es un jugador especial. Por su carácter, por su trabajo y por sus goles.
¿Lo acusarán?
Vamos a intentar que no sea así. Para conseguirlo todos deberemos dar lo mejor de nosotros mismos. También es justo reconocer que la plantilla del Barça es lo suficientemente amplia como para hacer frente a este tipo de contratiempos. Gudjohnsen, por ejemplo, estuvo sensacional en San Mamés, al igual que Saviola.
¡Quién se lo iba a decir a Javier en el mes de julio!
Así es el mundo del fútbol. Es un ejemplo del que todos debemos aprender. La tortilla puede dar la vuelta en cualquier momento. No hay que rendirse.
En los últimos tiempos se habla del Balón de Oro. Si Eto’o, si Henry, si Ronnie, si Deco...
Mientras lo gane un jugador del Barça, yo, contento. Cualquiera de los que usted ha dicho se lo merece, sin duda. Y podríamos añadir a otros muchos más.
Se lo decía por si ha soñado con un premio así.
Uno siempre sueña con cosas hermosas, con hacer realidad sus sueños. A mi edad, como le dije antes, he conseguido muchas cosas de las que hace dos años no hubiera ni imaginado. Hay que ir poco a poco, porque sólo así las cosas llegan rodando.
Como que ha sido un ejemplo de precocidad en todo...
Pero hay cosas que exigen su tiempo. Llegar arriba, aunque es muy difícil, puede ser fácil si lo comparas con el esfuerzo que requiere mantenerse. Sí, porque es un trabajo diario, de entrenos, de partidos al máximo nivel, de una gran exigencia y presión.
Parece que la presión no puede con usted...
Es que a mí lo que más me gusta es jugar a fútbol y cuanto más importante sea el partido, muchísimo mejor.
No hace falta que lo diga. Ahí están los ejemplos del Real Madrid y del Chelsea.
Sí, salieron bien las cosas.
En breve, otra vez contra ellos...
Se avecina un calendario duro, pero a mí me gusta, me motiva mucho. Bueno, antes está el duelo de Liga ante el Sevilla.
Eso le iba a decir. ¿Revancha?
Nos dolió perder 3-0 en la Supercopa, la verdad, para qué voy a mentirle. Escoció. Sin embargo hay derrotas que vienen bien porque desde entonces no hemos vuelto a perder. Aquel palo nos hizo abrir los ojos.
¿Una cura de humildad?
Cada uno lo dirá a su manera. Para mí fue un aviso de que si no estás cien por cien concentrado las cosas se pueden torcer porque los rivales también son muy buenos.
¿Como el Madrid de Capello?
Ahí están, arriba. Jueguen mejor o peor no hay duda de que son muy competitivos. Nos van a dar mucha guerra. Seguro.
Ahora que se cumplen dos años de su debut oficial con el Barça, ¿con qué recuerdo se queda?
[Piensa un largo rato] Seguramente mi primer gol con el Barça. Sí, aquel gol de vaselina ante el Albacete en el Camp Nou.
¿Por qué?
Lo entenderá enseguida. Fue el resumen, la culminación de todo lo que había soñado cuando llegué a Barcelona con trece años. Jugar en el primer equipo, en el Camp Nou y marcar un bonito gol. No sé, esa noche me sentí muy feliz.
¿Y el peor recuerdo?
La lesión ante el Chelsea. Fue una especie de calvario porque se alargó más de lo debido y me impidió estar con mis compañeros en el tramo final de la Liga y, sobre todo, de la Champions League.
¡Lo que hubiera dado por jugarla!
¡Todo!, pero no hay mal que por bien no venga. Me enseñó que en el fútbol, como en la vida, hay que aceptar las cosas como vienen. Sé que tengo muchos años por delante para estar en otra final de la Champions League con el Barça.
Con diecinueve años el futuro se llama Leo Messi...
Toni Frieros, Sport, 10.10.06
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