Penya Barcelonista de Lisboa

dimecres, d’abril 22, 2009

INIESTA, EL ANGEL BLANCO DEL BARÇA


No hay color

Sin sobresaltos, el Barcelona allanó la curva del Sevilla. ¿Quién dijo Tourmalet? La temible rampa andaluza fue un descenso placentero de los azulgrana a rueda de Andrés Iniesta. ¿Canguelo? ¿De quién? Seamos serios por una vez.
El caso es que el Sevilla, aunque sorpresivamente se olvidara de alinear a Kanouté en la salida, asomó la cabeza y mostró un teórico afán ofensivo inicial. Ahora bien, su centro del campo inexistente fue incapaz de arrancarle la pelota al Barcelona, que se echó hacia adelante y combinó como quiso en el entorno del área. Y eso que jugaba sin Messi. Para qué: un manchego evita la nostalgia.
Henry ganó un balón ahí donde el Sevilla pretendía lanzar su ofensiva. No se habían cumplido los dos minutos. La pelota fue a parar a Iniesta a 10 metros del área sevillista. Javi Varas, el tierno portero que ocupó el predio de Palop, estaba ligeramente adelantado, exactamente lo justo para que Andrés de La Mancha y La Massía reivindicara su peso fundamental en este Barça con un golazo de sensación.
Encajar un gol en el Camp Nou y empezar a pensar en la siguiente fecha es todo uno. La apuesta de enviar a la guerra, a banda cambiada, a Jesús Navas y Diego Capel, no bastó ante el dominante querer de un Barcelona que enamora a propios y ajenos. No le falta corazón y le sobra fútbol para apasionar en la víspera de la 'Diada' de las rosas y los enamorados.
Iniesta inició una jugada en la antesala del área. Combinó con Xavi, recibió de nuevo y cedió el pase a Samuel Eto'o, fusilero mayor ante el desprotegido Varas.
Con 2-0 a los 17 minutos, qué se le puede ocurrir a Manolo Jiménez. Absolutamente nada. No había perdido el partido en el descanso, pues las nuevas ocasiones de marcar fueron desperdiciadas por Eto'o, Piqué, Henry y Xavi. Entonces se acordó de Kanouté. Para nada.
El monólogo del Barcelona fue tan abusivo como la implacable enumeración de nuevos goles en los minutos iniciales del segundo tiempo. Xavi, tras cinco pases de cuatro jugadores en área sevillista, recibió de Iniesta -de quién si no- para empalar el tercero y Henry, por supuesto tras recibir la pelota del '8'.
El 4-0 visto y no visto, de un Barça que trata de mantener el ritmo y la concentración. Y que lo consigue ante rivales apocados. Practicamente todos. Pep Guardiola decidió que con una hora bastaba. Quitó a SuperIniesta, retiró a Xavi y dio descanso a Márquez.
El Sevilla no respondió. Es el tercero de la Liga y deambula a 24 puntos del líder.
En el duelo entre los dos primeros de la Liga los abismos siguen sin reflejarse con fidelidad en la cuenta clasificatoria. Seguirá la emoción forzada de este desigual combate.