Penya Barcelonista de Lisboa

dissabte, de novembre 08, 2008

El trabajo de Guardiola pacifica el Barça y lleva al equipo al liderato, pero el Camp Nou aún no se llena


El trabajo de Guardiola pacifica el Barça y lleva al equipo al liderato, pero el Camp Nou aún no se llena

Tal día como hoy, pero hace seis meses, el Barça enterraba la era Rijkaard y saludaba la llegada de Pep Guardiola, un entrenador de Tercera División, para darle un giro supersónico a un proyecto que se había autodestruido. Tal día como hoy, horas después de que el equipo viviera en el Bernabéu el pasillo más vergonzoso de las últimas décadas, Joan Laporta comprometía su palabra por Pep. El presidente desoyó la opinión de un poderoso sector de la junta, y puso su futuro, pendiente entonces de una moción de censura, en las manos de un novato.Seis meses más tarde, tras una profunda revolución pilotada por Guardiola, ahora nadie mira al palco, el equipo se ha encaramado al liderato de la Liga, pero el Camp Nou aún no se llena. En medio año, Guardiola no solo ha pasado de dirigir un equipo de Tercera División, al que ascendió a Segunda B, tras completar una temporada impecable, sino que ha pacificado con sus métodos el crispado entorno del club.

VIAJE VERTIGINOSO

Al técnico no le ha dado, sin embargo, tiempo a digerir tan vertiginoso viaje del Mini al Camp Nou. "Todo ha ido muy rápido, muy intenso. Demasiado", confesó ayer sin detenerse apenas en esa efeméride. "Cuando se gana, se está mejor; cuando se pierde, no. No tienes tiempo para pararte a pensar", recordó Guardiola, quien no había reparado en que fue el 8 de mayo cuando Laporta oficializó una decisión que estaba prácticamente tomada desde finales de enero.Entonces, mientras se consumían Rijkaard, Ronaldinho y Deco en la decadencia después de hacer historia con dos ligas consecutivas y una Champions (la segunda del club), Txiki Begiristain, el secretario técnico, elevó un informe a la junta. "Guardiola es el hombre, no hay dudas", contaba el ejecutivo azulgrana. Pero sí que había dudas. Y muchas.

LA MARCA MOURINHO

Tantas que se produjo una fractura en la junta, reflejada días después de que no prosperara la moción de censura cuando ocho directivos (entre ellos tres vicepresidentes, Albert Vicens, Ferran Soriano y Marc Ingla) abandonaron a Laporta. Ellos impulsaban la opción de José Mourinho, el exentrenador del Chelsea. Guardiola era una posibilidad demasiado arriesgada para ese sector de la junta. Aventurera, incluso. Laporta resistió a esas presiones de su colegas de palco. Txiki tampoco cedió, pese a que Mourinho no era un técnico cualquiera.Era el entrenador ideal para suceder a Rijkaard. Por muchas razones. Primero porque era capaz de soportar la presión, luego porque proporcionaba una coartada a la junta porque conectaba inmediatamente con la afición que reclamaba "mano dura" tras el tremendo desgobierno de los años finales de Rijkaard. Mourinho, además, era una marca de éxito. Sentado el portugués en el banquillo del Camp Nou, esos directivos veían que la fórmula Barça + Mourinho era tan poderosa que sería poco menos que imbatible. Guardiola, entretanto, trabajaba en el Mini, ajeno a un debate que terminó por dinamitar la directiva.

CAMBIO TOTAL

El club ardía, envuelto en un clima de guerra civil, y reaparecía la figura de Sandro Rosell como alternativa real a Laporta adquiriendo mayor notoriedad. Hasta rompía su silencio el expresidente Josep Lluís Núñez. Pero el nuevo entrenador tramaba en silencio la metamorfosis. En medio año, en el Barça ha cambiado prácticamente todo. Han cambiado los métodos de trabajo, el estilo de vida con un estricto código donde no se admiten que asuntos extradeportivos alteren el día a día de la plantilla y, por supuesto, han llegado los resultados.Guardiola, sin embargo, no saca pecho de nada. Sabe que todo es fugaz y no se cansa de pedir respeto al pasado. "Rijkaard ha sido uno de los mejores técnicos. Ya me gustaría cuando me vaya que hablen de mí como hablan de él y lograr los éxitos que tuvo. Durante dos años y medio, aquel equipo fue un espectáculo", dijo el técnico, que ha potenciado a la cantera, descubriendo valiosas piezas como la de Sergio Busquets (está a punto de firmar su renovación hasta el 2014), y ha transformado al Barça. Pero como él recuerda a diario, "queda un mundo".